Cosas que aprendí de mi abuelo

Solo conocí a uno de mis abuelos. Cuando yo  era pequeño enfermó gravemente y a los pocos años murió. Sin embargo me dio tiempo a aprender muchas cosas de él:

  • Aprendí a cantar tangos.
  • Aprendí a mover el hielo en un vaso de whisky para que se enfriara rápidamente a la vez que se rebajaba un poco.
  • Aprendí lo que era la política.
  • Aprendí a respetar y querer a personas con ideas muy diferentes a la mías.
  • Aprendí el arte de la ironía.
  • Aprendí a admirar el ingenio.
  • Aprendí el humor más fino.
  • Aprendí la importancia de la familia.
  • Aprendí que no hay que ser rico para ser feliz.

El cuestionario Proust.

La otra noche vino el señor Proust a visitar en un sueño, y me hizo una serie de preguntas. Éstas son las que recuerdo.

¿Cuál es el defecto propio que deplora más?.
– La vanidad.

¿Cuál es el defecto que usted deplora más en otros?.
– La estupidez y la ingratitud.

¿Cuál es su estado mental más común?.
– Alguna mezcla de varios estados mentales.

¿Cómo le gustaría morir?.
– Escuchando una música bella, a unos 23 grados y con una suave brisa. Bueno, esa era la respuesta cursi y bonita cuando me imagino muriendo de viejo. Si me tengo que morir antes de haberlo dado todo, querría morir al terminar de eschar un gran polvo.

Si después de muerto debe volver a la Tierra, ¿convertido en qué persona o cosa usted regresaría?
– Siempre quise ser un gato.

Y si pudiera elegir un personaje de ficción, ¿cuál escogería?.
– Corto Maltés

¿Cuál es su mayor extravagancia?.
– Depende de para quién, pero probablemente mis gustos tan heterogéneos en casi todos los ámbitos.

¿En qué ocasiones miente?.
– Cuando sé que no hace ningún daño y va a ser mucho más divertido.

¿Qué persona viva le inspira más desprecio?.
– Depende mucho del día y de lo que hagan. Hoy por ejemplo desprecio profundamente a Esperanza Aguirre.

¿A qué persona viva admira?.
– A los millones de voluntarios anónimos que son capaces de ofrecer su tiempo y su esfuerzo por el bien de la humanidad sin esperar nada a cambio.

¿Qué palabras o frases usa más?.
– En español “¿Qué?” y en inglés “I don’t know”

¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?.
– Que la felicidad perfecta es muy aburrida y me quedo con la imperfecta.

¿Cuál es su mayor miedo?.
– Traicionarme a mi mismo.

¿Cuál es su mayor remordimiento?.
– Alguna traición a los demás, sin duda.

¿Cuál es la virtud más sobrevalorada socialmente?.
– Las relaciones sociales en sí

¿Qué le disgusta más de su apariencia?.
– Casi todas las cosas de mi apariencia me disgustarían en otros, pero en mi me encantan, porque me hacen muy auténtico.

¿Cuáles son sus nombres favoritos?.
– De hombre Marcos y Mateo. De mujer Sofía, Isabel, Irene.

¿Qué talento desearía tener?.
– Una voz maravilla y tocar a la guitarra cualquier cosa perfectamente de oído.

¿Qué le desagrada más?.
La mala educación.

¿Cuándo y dónde ha sido más feliz?.
Aquí y ahora. Siempre

Si pudiera, ¿qué cambiaría de su familia?.
– Su ubicación geográfica para no estar juntos, pero no demasiado lejos.

¿Cuál es su mayor logro?.
– No tengo ni la más remota idea. Quizás haber enseñado algo

¿Cuál es su posesión más atesorada?.
– Tengo pocas cosas y soy poco materialista. Mi colección de cds. Tener los cds físicos en 2011 es casi irrelevante, pero yo soy un poco fetichista con eso.

¿Cuál es la manifestación más clara de la miseria?.
– La hipocresía de quienes se sienten en un mundo justo ignorando las desgracias de su alrededor.

¿Dónde desearía vivir?.
– Va por días. Hay muchos sitios que me encantarían para vivir, aunque me gustaría ir cambiando para no cansarme.

¿Cuál es su ocupación favorita?.
– Escuchar y hacer música. Leer. A veces las dos cosas a la vez.

¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en una mujer?.
– Inteligencia y humor.

¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en un hombre?.
– Las mismas que para una mujer, porque la belleza no es una cualidad.

¿Cuál es su héroe de ficción favorito?.
– De pequeño me gustaban mucho los héroes, Mr. Fantástico, Mortimer, etc… Ahora soy más de antihéroes y perdedores.

¿Cuál es su heroína de ficción favorita?.
– La bella durmiente

¿Cuáles son sus héroes de la vida real?.
– Vivimos en un mundo sin héroes.

¿Cuáles son sus heroínas de la vida real?.
– Tampoco quedan heroínas

¿Cual es  su flor favorita?
– El jazmín

¿Cuáles es su autores de prosa favoritos?
– Onetti, Cortázar

¿Cuáles son sus poetas favoritos?
– Lorca, Baudelaire

¿Cuáles son sus pintores y compositores favoritos?
– Caravaggio, Bach, Beethoven, Verdi

¿Cuál es el personaje histórico que menos le gusta?
– Tantos y tantos reyes que fueron tan nefastos para el pueblo

¿Cuál es su bebida favorita?
–  El vino, la cerveza, la ginebra, el ron, el whisky. Creo que soy un poco borracho.

¿Cuál es la reforma que más admira?
– Todas las que han ido consiguiendo los progresistas con el rechazo de los conservadores, que unos años después han sido asumidas por los conservadores como algo bueno y normal.

¿Qué falta tolera ud. mejor?
– Ciertos modos de simpleza los encuentro encantadores

¿Cuál es su motto favorito?
– Vive y deja vivir

Cosas sobre las que quiero escribir…

… y nunca encuentro tiempo:

  • Un estudio sociológico sobre la evolución cultural basado en la manera tan extraña que tienen los americanos de coger y utilizar los cubiertos
  • La movilidad social en varios países
  • Los brasileños y su concepción del sexo
  • Los perfiles de los viajeros y mis odios varios hacia ellos
  • Los maricas y Apple
  • La homosexualidad y el mundo del monopatín
  • Las páginas más visitadas de este blog o por qué el mundo está enfermo

Con un poco de suerte algún día de estos me animo y escribo.

Mitomanías

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Perdí mi virginidad a los 19 ó 20 años. He contado tantas veces la historia, unas diciendo con fue 19 años para presumir de no haber sido un doble V (veinte y virgen) y otras diciendo que fue con 20 para presumir de haberlo sido que ya no recuerdo cual de las dos versiones es la verdadera. Su edad puede que también fuera falsa, pero para mi siempre serán 32 años. Nos conocimos en un bar hablando de gatos, era locutora de Radio Nacional y acabamos aquella noche en su casa.

Me he imaginado varias veces después de aquel polvo escuchando la radio todas las noches, escrutando las franjas horarias intentando localizar la voz de aquella mujer con la que me inicié en el sexo que ni me dio su teléfono ni yo se lo pedí. Me resulta bonito imaginarlo: una mitomanía con tufillo a romanticismo. Pero la realidad es otra: nunca busqué su voz en el dial, y nunca volví a aquel bar con la esperanza de volver a encontrarmela. Supongo que no soy un mitómano.