Esperando en casa a un polvo

Ya hablamos por estos lares de quedar con un desconocido para “conocer y lo que surja. Esta vez seremos mucho más prosaicos: quedar directamente para follar. Y lo haremos desde el punto de vista del que recibe (al otro en su casa, luego follando puede dar o recibir).

Para el juega de visitante es muy fácil: va donde le dicen y se entretiene andando el camino. Sin embargo el que juega de local tiene todo ese tiempo de espera eterna en casa. ¿Qué hacer? La gente más tranquila podrá quedarse leyendo, jugando a la consola o viendo la tele. Sin embargo los más nerviosos optarán por los preparativos y la logística del futuro encuentro.

Música

No, no hablamos de música para follar. Hablamos de la música prepolvo que sonará en el salón durante la charla o la birra (si es de esos polvos y no un “según entras por la puerta te meto lengua”). ¿Qué poner? ¿Algo animado? ¿Algo de fondo? ¿Jazz porno? La elección de la música puede servir para mandar mensajes que son irrelevantes para el polvo en sí pero no para el poso que se deja como persona. Es ese factor sorpresa que suma puntos estilo  “vaya, Extremoduro, así que no eres una marica más de Lady Gaga” o “oye, ¿qué grupo es este? porque mola un montón“.

Orden

¿Está la casa muy desordenada? ¿El fregadero lleno de platos sucios? ¿Condones por el suelo del polvo anterior? Algunos optarán por ordenar y recoger para no causar una mala impresión en el invitado. Sin embargo, dependiendo de su carácter, puede o no ser completamente irrelevante.

Logística del polvo

Levantarse a mitad del polvo para cruzar la casa en busca de condones puede ser un poco cortarollos así que el momento de espera puede utilizarse para preparar la logísta del polvo. Esto, en un polvo gay, viene a ser:

  • Condones
  • Lubricante
  • Juguetes sexuales
  • Elementos de limpieza posterior. Ya saben, aquello del papel higiénico, pañuelos de papel o toallitas húmedas según el pijismo.

Todo esto se ha de colocar en su lugar correspondiente. Hay gente que es muy ordenada y organiza el polvo por fases o etapas (preliminares en el salón, mamadas en el sofá del dormitorio, penetración en la cama). Por tanto cada cosa a su lugar.

Ropa

Si el anfitrión acaba de llegar de la calle y está vestido lo normal será que se deje la ropa que tiene puesta, pero ¿y sí se está todavía en pijama? ¿y si se quiere uno poner con algún look especial?. La opción pijama para muchos tiene su punto, lo mismo que el rollo deportivo del chándal. Aquí ya se irá jugando con los morbos del invitado para ir más pijo o más macarra. La opción de recibir directamente en gayumbos puede tener su morbo pero limita el bonito juego de desnudar. En cualquier caso, gayumbos limpios y de los “de follar”.

Luz

Otro preparativo importante es adecuar las estancias de la casa a la luz que cada uno quiera para no tener que andar cerrando persianas y encendiendo lamparitas de luz tenue “para follar”. Habrá algunos que hasta enciendan velas. Y morirán muchos gatitos.

Esconder cosas de valor

Y aunque pueda sonar excesivamente desconfiado hay mucha gente que cuando queda por primera vez con un desconocido guarda la cartera y móvil en algún cajón o lugar secreto. Y por supuesto no se duchan hasta que el tipo se ha largado.

Bonus

En esta última sección todas las rarezas:

  • Los anfitriones voyeurs prepararan la cámara escondida para grabar el polvo. Los invitados paranoicos revisarán la casa en busca de cámaras ocultas.
  • Los culturetas colocarán disimuladamente un libro de la editorial Acantilado sobre la mesa, como a medio leer, para que el invitado vea que es hombre de merecer.
  • Los porreros dejarán la marihuana visible por si al invitado le va el rollo y cae un porrito antes para hacer la cosa más fluida.
  • Los gaymers pondrán su juego favorito en pause por si su polvo lo reconoce y podría empezar en ese cochino polvo una relación de amor.
  • Los que hayan mentido diciendo que no fumaban para no perderse el polvo esconderán todos los ceniceros, se lavarán los dientes 3 veces y se comerán 2 chicles de menta.

Y ustedes, ¿qué hacen mientras esperan a que llegue ese amante fugaz?

Dime qué gayumbos llevas (o mejor, enséñamelos) y te diré qué tipo de marica eres

Tras casi seis meses sin publicar nada en el blog había que volver a lo grande y, por lo menos, el título de este post es el más grande de todos cuantos aquí han aparecido.

Lo primero de todo es agradecer al castellano por darnos una palabra tan fabulosa como gayumbos (sí, ya está incluida en el DRAE) que muestra en su propia raíz la gaycidad del asunto. Las mujeres llevan siglos condenadas a no tener una palabra decente para denominar a su ropa interior. Porque bragas es una palabra que siempre suena ordinaria, da igual el contexto e intentar suavizar las cosas usando el diminutivo braguitas no hace más que empeorarlas.

Bóxer suelto (Boxer short)

O sea, los de toda la vida. Bueno, de toda la vida no porque los inventó Jacob Golomb en 1925 como pantalones para los boxeadores (de ahí su nombre). Fueron muy populares en los años 30, decayeron con la llegada del slip y volvieron a popularizarse en los 50.

Boxer a cuadros escoceses

Bóxer suelto

Los boxers sueltos son populares entre los gays que quieren potenciar su lado daddy y de hombre de la casa. Evitan marcar sus atributos sexuales dejando claro que para ellos eso es secundario y precisamente eso es lo que despierta el morbo en mucha gente.

En EEUU están asociados al rollo mainstream callejero así que muchos gays usan este tipo de boxer para conseguir su look skater (aunque no se hayan montado en un monopatín en su vida).

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¿Skater real o skater marica fake?

Una encuesta revela que son los más populares entre los gays de Nuevas Generaciones.

Slips (briefs)

Aparecieron en Chicago en los años 30 (¿los usarían los mafiosos?) y muy pronto se hicieron populares tanto en EEUU como en Europa. La sujeción extra que aportaban era vendida como la mayor comodidad posible para el hombre. Su uso empezó a decaer en la década de los 90.

Slips

Slips

Los gays que en pleno siglo XXI llevan slips son:

  • Los que buscan un look retro rollo años 80/90 (hipsters, hipsters, hipster everywhere).
  • Los gays deportistas
  • Los gays que quieren lucir al máximo su cuerpo, esas piernas perfectas que tantas horas de gimnario les han costado.

Los usuarios de slips suelen ser un tanto integristas con la pertenencia a un grupo que ellos creen exclusivo a los de su condición (cualesquiera que sea). Así son comunes las frases: “es que para llevar slips hay que tener un cuerpo muy bonito”, “no a todo el mundo le quedan bien los slips”, etc…

Bóxer ajustado (Boxer briefs)

Popularizados por Calvin Klein en los 90 se convirtieron pronto en la ropa interior más usada por los jóvenes de todo el mundo occidental.

Bóxer pegado, el rey de las autofotos

Bóxer pegado, el rey de las autofotos

Su uso están tan extendido que es muy difícil aislar una tipología de gay y será necesario entrar más adelante en marcas concretas.

Bóxer ajustado corto (trunks)

Trunks

Trunks

Sí, trunks, como el hijo de Vegeta y Bulma que vino del futuro. Porque el señor Toriyama era tan friki que todos los nombres de personajes eran temáticos. Así los saiyans eran vegetales (Vegeta, Kakarotto = Carrot = zanahoria, Broli = brocoli), los demonios instrumentos musicales (Piccolo = flauta pequeña, Drum, Taumburine, …) la familia de Bulma eran todos ropa interior (Trunks, Dr. Briefs, Bulma = bloomers).

Los boxers ajustados cortos son muy usados por gays wannabes que no llegan a ser adalides de los slips.

¿Me hacen mejor paquete que culo?

¿Me hacen mejor paquete que culo?

Tanga (thong)

Queremos vivir en un mundo en el que ningún gay lleva tanga. Ni siquiera PedroJota. Si alguna vez algún amante le sorprende vistiendo esta prenda use unas tijeras para cortárselos. Y no, no hay foto.

Suspensorio (Jockstrap)

Sorprendentemente los suspensorios son más antiguos que cualquier tipo de boxer o los slips. Los inventó C. F. Bennett en Chicago (a partir de ahora conoceremos Chicago como la ciudad de la innovación en la ropa interior) para que los usaran los repartidores que pasaban largas horas montando en bicicleta (bike jockeys, de ahí su nombre). Posteriormente su uso fue derivando para la práctica de varios deportes.

Jockstrap, por delante y por detrás

Jockstrap, por delante y por detrás

Hay dos tipos de gays que llevan jockstraps. Unos son los fetichistas del rollo deportivo (los deportes, una cosa muy masculina y por tanto muy hetero según sus cabezas) y otros los megapasivos que tienen su rabo de adorno. Explicación de esto último: un jockstrap que deja su culete al aire es perfecto para que se los puedan follar sin tener que quitárselos y por tanto dejar su pene guardadito no vaya a ser que se lo toquen, con lo pasivos que son ellos.

Bikkembergs

Empezamos con las marcas. Bikkembergs es muy de musculoca de los 90, es decir, que empezó a ciclarse en los 90 y ya anda por los 40-50.

Las letras que se vean bien

Las letras que se vean bien

Además como es una marca relativamente cara es muy de marica pudiente. Bien de bailar Madonna y tomar Viagra.

aussieBum

Maricas militantes y orgullosos de serlo. Y de estar buenos. “If you doubt yourself, wear something else” reza en su packaging. O sea, que no solo son maricas buenorros sino que además tienen el cerebro suficiente para hacer un pareado.

Rollo playa, rollo Australia

Rollo playa, rollo Australia

Eminentemente jóvenes y sobradamente preparados (en el gimnasio)

Emporio Armani

Maricas clásicos a los que Calvin Klein les parece demasiado vulgar de tanta imitación que hay por ahí suelta. Son gays elegantes y educados, de esos que preparan siempre el desayuno al día siguiente.

Un mundo en blanco y nego

Un mundo en blanco y nego

D&G

Aquí venían maravillosas fotos de las campañas de publicidad de Dolce & Gabbana (incluidas esas con la selección italiana de fútbol). Sin embargo ante las declaraciones homófobas de los estos diseñadores rancios y defraudadores de impuestos preferimos omitirlas y recomendamos a todos los gays que lean esto que no compren su ropa. ¡Toma momento militante!

Abanderado

Marica españññññol con valores. No solo no se pierde ni un solo capítulo de La que se avecina sino que además reniega de Madonna y Raffaella Carra y solo admite a Mónica Naranjo como gran diva gay. Y a Alaska. A las Baccara no porque cantaban en inglés.

Abanderado

Abanderado

 

Sin gayumbos

También llamado “modo comando”. Gays frescos, en todos los sentidos.

Pelito por todos lados

Pelito por todos lados

Aclaración ante posibles ofendidos e insultados

Desde que Jodi Cruz y el-otro-que-nadie-sabe-cómo-se-llama-pero-se-lo-come-todo se sintieron muy ofendidos e insultados por el pobre autor del leóncomegamba parece que en este santo país todo el mundo se siente ofendido e insultado ante cualquier chorrada y eso les hace parecer mejores, más puros. Como este humilde blog no aspira sino a la normalidad deberían de aparecer por aquí hordas de gays ofendidos con las opiniones expresadas. En vez de pedir perdón dejaremos que se ofendan y que si quieren que contrataquen: en mi cajón de los gayumbos hay boxers sueltos, ajustados y ajustados cortos. Las marcas son: Brave Sould, H&M, Paul Smith, Ben Sherman, Original Penguin, Nudie Jeans, Cortefiel, Puma, Umbro, ASOS, Adidas y unos D&G que acabo de tirar. Solo he ido una vez en modo comando pero he prometido junto a tres ilustres tuiteros repetirlo e ir narrando en vivo la experiencia.

 

Y ya saben, cuenten sus experiencias, comenten sus marcas y estilos favoritos en los comentarios y si quieren pongan fotos de sus gayumbos 🙂

Discreción, colegueo y buen rollo

Discreción, colegueo y buen rollo son expresiones que se utilizan en las redes sociales de ligoteo marica de manera casi exclusiva. Jamás se escuchará en una discoteca preguntar a alguien “¿eres discreto?” o “vente a mi casa de colegueo”. Son fórmulas mágicas con significados preestablecidos. ¿Pero qué quieren decir realmente? Del 0 al 100, ¿cómo de absurdas son?

Discreción

Se utiliza en varias expresiones. Están los que aseguran que “son discretos”, que viene a significar que “no tienen pluma” o más bien a creer que no tienen pluma, porque en la realidad el 90% de sus amigos ya saben que come pollas en la intimidad. Suele ir asociada con la plumofobia generada normalmente por una aversión a la propia pluma que se niegan a reconocer.

Luego están los que “buscan discreción”. ¿Qué es “buscar discreción”? ¿no saludarlo por la calle cuando vaya con sus amigos? ¿pero no era  tan hetero que no se le notaba nada su “problemilla”? ¿O es más rollo de no contárselo a nadie? Se imaginarán, claro, que después de darles rabo su amante va a ir dejando cartas por los buzones de los vecinos diciendo que el del 2ºB es marica…

Pero el colmo de la absurdez es la frase “doy y pido discreción” o su versión fuerte “doy  y exijo discreción”. ¿Cómo se da la discreción? ¿Es como un hechizo del Final Fantasy que se puede entregar a una persona? Independientemente de la estupidez de la frase, está tan vista que ya cansa así que desde aquí proponemos a todos esos discretos una serie de fórmulas alternativas:

  • “Follemos con discreción”
  •  “Nos podremos comer las pollas en mi casa pero no en la calle”
  • “No me saludes luego en la sauna”
  • “Estoy tan atormentado con mi condición sexual que solo puedo follar con gente igual de miserable que yo”

 

Colegueo y buen rollo

Para entender por dónde pueden ir los tiros con el “colegueo” es necesario buscar la etimología de este cultismo (por muy choni y de la calle que suene, lo es). Colega viene del latín collēga (misma raíz que collegĭum) y significa “Compañero en un colegio, iglesia, corporación o ejercicio.” Pues eso, puro morbo de colegiales, curas y monaguillos y militronchos. Pura fantasía de “somos amigos, dos hombres juntos, NO SOMOS MARICAS pero las circustancias nos empujan a follar”.

El tema del “buen rollo” (otra expresión muy noventera) es casi decorativo porque… ¿alguien folla de “mal rollo”? ¿O quizá significa que en vez de ser un “aquí te pillo aquí te follo” se busca un poquito de charla previa quizá regada con unas cervecitas? En ese caso completamente a favor de las birras previas.

Hetero curioso

Esta expresión se lleva el premio de la absurdez. Porque un tío que se lía con tíos no es hetero. Nunca, bajo ninguna circustancia. Y lo de curioso… joder, uno puede tener curiosidad por algo antes de haberlo hecho… pero cabrón, llevas 2 años en Grindr diciendo que eres “curioso” ¿no habrás saciado ya tu curiosidad inicial y lo que pasa es que te gusta más una polla que la mierda a las moscas? De nuevo caraduras que intentan explotar el morbo de “no somos maricas sino hombres solos obligados por las circustancias”.

Encuadrado en este morbo está también otra palabra muy noventera: “piva”, vista en expresiones como “hetero con piva”, “tengo piva”, “mazo discreción porque tengo piva”, etc… Pura falsedad y engaño nacidas de la falta de aceptación.

Fraggles, casualidades, canciones y tóxicos

Desde que hace poco me compré un par de peluches de los Fraggles quería escribir este post. Bueno, este post en concreto no, un post hablando sobre mi teoría de las personalidades y los Fraggles. Y aunque el post va a empezar por explicar esa teoría me temo que va a terminar por derroteros muy distintos.

Comenzamos con la teoría. “Todos los grupos sociales están compuestos por personas que se comportan y encajan con las personalidades de los 5 Fraggles”. Incluso su aspecto físico coincide con el de los Fraggles. Estos son:

  • Gobo: el líder, pragmático y aventurero.
  • Musi: la espiritual del grupo. Artística, sensible, tranquila. Vamos, una mezcla de hippie con Amelie.
  • Rosi: la exuberante, la deportista. La que supera reto tras reto y está llena de vitalidad.
  • Dudo: el nervioso, el eterno indeciso que siempre va a remolque hasta que es necesario ponerse al frente.
  • Bombo: el que tiene tendencias depresivas y a pasar olímpicamente de todo.

Y hasta aquí mi teoría perfecta.

Hasta que hoy por fin he comprendido que la teoría no está completa. Faltan las personas tóxicas. Las personas tóxicas son aquellas que bajo su halo de maravilla ocultan una personalidad venenosa para quienes les rodean.

La segunda parte del post es la historia del descubrimiento de la existencia de las personas tóxicas. Porque recordemos que las personas tóxicas están envueltas en maravilla que les oculta y que hace que no nos demos cuenta de que son tóxicas. El descubrimiento ha sido una epifanía casi mágica mientras, por casualidad, hablaba con alguien que había sido envenenado por la misma persona que yo. Y así, juntos, contándonos nuestras experiencias como si fuéramos una reunión de maltratadas anónimas, gracias a la lejanía que da verlo en los demás, empecé a verlo claro.  Existen las personas tóxicas. Y no hay un Fraggle para ellas. La teoría está incompleta.

Al leer lo escrito por fin después de tres meses de dolor es cuando todo se revela claro. Según lo escribía para contárselo al otro muchacho sufridor se me aparecía el personaje… ¡mucho más jugoso que el mismísimo Mr. Ripley! ¡Alguna parte buena tendría que tener toda esta historia! El protagonista de mi nueva novela, de, quizás, una serie de éxito.

Ahora es cuando la historia se convierte en metahistoria. ¿Tuve de verdad el miedo de que de repente la historia se la estuviera contando a él mismo a través de un personaje que él había creado? ¿Fue real y todo terminó con él riéndose a carcajadas? ¿es esta mi primera novela protagonizada por él?

Interludio musical. Suena The Mariner’s Revenge Song de los Decemberists. Curiosamente es la canción que inauguró mi lista en spotify de canciones sobre venganzas. ¿Será esta una historia de venganza?

¿O más bien una historia de catarsis? Que tras tres meses ya está bien. Se supone que estas cosas a estas edades ya no pasan. Aunque como le contaría a Sabina en una bar, y eĺ me entendería, “joder, si es que con esa sonrisa…”.

Lo único que se sabe más de esta historia, de momento, es que desde este preciso instante las pajas vuelven a saber a gloria. Y eso solo es motivo para darle al botón de Publish.

 

Excusas para follar

El título original de este artículo era “Excusas para que el chico con el que estoy y me gusta pero aún no nos hemos liado suba a mi casa (o suba yo a la suya) a ver si así acabamos follando“. Con este título está más claro, ¿verdad? Pues entremos directamente en materia.

El último trago

La excusa más vieja de la humanidad. Una vez cerrados los bares o agotado el presupuesto es la única manera de seguir bebiendo. Pero… ¿quién quiere seguir bebiendo? ¿no habíamos dicho que esto era para follar? Si uno ya va bastante chuzo tomarse otra copa antes de follar no es lo más indicado: gatillazos, imposibilidad de correrse, mareos con los meneos… etc… Por tanto, aunque la efectividad de esta táctica no es mala del todo, la resolución puede no ser perfecta y no es la más recomendable.

La película

Otro clásico. Se puede utilizar la versión recurrente de proponer una película relacionada con algo de lo que se haya hablado durante la noche para que parezca que la intención real es ver la película.

Una versión más osada es la que utilizaba una amiga de decir: “si quieres te vienes a mi casa a ver una película y si no te gusta te vistes y te vas“. Puro arte. Además la muchacha era la primera frase que aprendía en cada idioma. Ya saben, cuestión de prioridades.

Un punto intermedio pero muy efectivo por la inmediatez sería interrumpir una conversación cinéfila algo como “¿Pero cómo que no has visto El apartamento? ¡Si es una de las mejores películas de la historia! Debería retirarte la palabra… o mejor, te vienes ahora mismo a mi casa y la vemos porque tú así no puedes seguir“. Además uno no puede quedar mal si a mitad de la película empieza a meter mano y deja de prestar atención “porque yo ya la he visto”.

Necesidades básicas

Un hombre borracho a las seis de la mañana tiene tres necesidades básicas: comer, mear y follar. Las dos primeras pueden servir para conseguir la tercera. Lo de mear solo funciona si uno va de visitante y la casa del otro está relativamente cerca: “ay, déjame subir a tu casa que me estoy meando“. Hay que llevar preparadas las respuestas a “¿y por qué no has meado en la discoteca?” (había mucha cola) y “¿no puedes mear en una esquina como todo el mundo?” (es que soy de meada tímida, yo soy una señorita, etc…)

Lo de la comida (de alimento, lo otro viene después) es más fácil. Solo hay que presumir un poco de las dotes culinarias (“te voy a hacer un sandwich de queso de cabra con cebolla caramelizada que vas a flipar“) o simplemente de nevera (“tengo unos canelones que podemos calentar en un momento“). Y como después de comer toda la sangre se baja al estómago todo es mucho más fácil luego.

El olvido

Para esto es necesario pasar por casa del objetivo antes y dejar olvidado premeditadamente algo. Al terminar la noche de fiesta “¡oh cielos!, me he dejado nosequé en tu casa y tengo que volver“. A mí esto me lo hacía siempre un follamigo que tuve: pasaba por mi casa a recogerme, subía con la excusa de mear y se dejaba “olvidado” el ipod. Yo a la tercera ya me di cuenta de qué iba, pero claro, tampoco me iba a quejar.

Colecciones frikis

Si a lo largo de la noche se ha estado hablando de alguna afición friki compartida (y recordad que estás tácticas se usan cuando aún no ha habido temita, así que al menos se supone que ha habido mucha conversación) una excusa que levanta menos sospechas es invitarlo a casa a enseñar la colección friki relevante. Ejemplos: mis figuritas de warhammer, mi colección de comics, mis CDs de Concha Piquer, mi nuevo Mac, mi maletín de pinta uñas, etc…

Chapuzas

Esta es buena por inusual y descolocante. “Oye tío, a ti se te ve con pinta de mañoso. Te cuento. Se me ha fundido la luz del baño y estaba con los cables pelados. Tengo que cambiarla pero no sé si el interruptor está encendido o apagado, así que necesito cortar toda la luz de la casa para cambiarla si no quiero correr el riesgo de electrocutarme. ¿Tú crees que podrías sostener una linterna mientras yo me subo a la escalera?” Sexo a la luz de una linterna, suena hasta morboso. Yo llevo años dejándome una lámpara rota en casa a ver si alguna vez encuentro a un chico con pinta de mañoso.

Música maestro

¿Quién puede negarse a que le canten su canción preferida a la guitarra o el piano? Benditos instrumentos grandes que no pueden sacarse a la calle y hay que subir a casa para tocarlos. Otra opción es apelar al orgullo de concursante frustrado de Operación Triunfo que todo mariquita lleva dentro para retarle al singstar. Y si se tiene la suficiente cara dura se pueden apostar mamadas y similares.

Volver, volver…

Cierran los pubs. Hora de ir a la discoteca con el chico que te gusta. ¿Pero para qué gastarse la entrada de la discoteca si ya con quién follar? Pues es que me he quedado sin pasta y me he dejado la tarjeta en casa. Me acompañas, cojo la tarjeta, nos ponemos otra copa y ya vamos a la discoteca. Lo que no se dice es que durante de la copa se va a hacer todo lo posible por ahorrar el dinero y 3 horas de música probablemente mala. Los más fiesteros u orgullosos echan el polvo y se van a la discoteca, con ese chico o con otro.

Heteros, bisexuales y gays: la verdadera escala

Lo de ser gay o hetero es como lo de ser de izquierdas o de derechas: los hay que lo son más que otros. Igual que en política utilizan una escala del 0 al 10 para definir la ideología política de las personas, presentamos la genuína escala de gaycidad pastosa:

escala

0: hetero al que ni se le pasa por la cabeza comerse una polla o que se la coma un tío

1: hetero al que se le pasa por la cabeza comer pollas o que se la coma un tío pero no lo hace porque él es muy hetero

2: hetero que ha comido un par de pollas y siempre usa el alcohol como excusa. Se la comen a él pero sin mariconadas.

3: “hetero curioso” que tiene novia pero le pone lo cuernos con tíos. Normalmente le gusta que le follen

4: bisexual que se lía más con tías que con tíos por quedar bien

5: bisexual puro que va al 50%

6: bisexual de palo que se lía con mas tíos que tías para quedar bien

7: marica que se lía con sus amigas cuando no puede liarse con ningún tío

8: marica que en su juventud se lió con un par de tías por inercia. Iba muy borracho y no se le puso dura.

9: marica que dice que él si se follaría a Britney Spears pero es puro postureo

10: marica que chilla cuando ve un coño

 

Los insultos en el sexo

Los insultos en el sexo son un tema curioso. Hay personas a las que les pone insultar y otras a las que les pone ser insultadas. Esto, en general, suele ir asociado a los roles de dominantes y de sumisos respectivamente. Sin embargo no a todos los dominantes les guste insultar ni a todos los sumisos ser insultados.

Cuando se junta alguien al que le gusta insultar con alguien al que le gusta ser insultado todo funciona maravillosamente: aquello se convierte en una orgía de insultos y todos felices. ¿Pero y si a uno de los dos no le va ese rollo? Dependiendo del grado de sacrificio de cada uno algunos aceptarán insultar con desgana para hacer a su pareja feliz igual que otros aceptarán resignados los insultos.

¿Cómo se empieza? ¿Cómo saber que a alguien le gusta o no insultar o ser insultado? Nadie lleva en la frente un cartel que diga “me gusta que me llamen zorra” ni “si te llamo puta me pongo más”. Pues como casi todo lo que se tiene que descubrir en el sexo: por tanteo y esperando reacciones. Uno podría pensar que como el insulto es un acto de comunicación unidireccional donde el emisor es el insultador y el receptor el insultado toda la responsabilidad está en el lado del insultador y debe ser él el que inicie el tanteo con insultos lights y esperar la reacción del insultado. Pero los insultados también tienen sus armas: pueden lanzar señales más o menos indirectas como el famoso “¿quieres que sea tu putita?” o directamente pedir el insulto: “llámame zorra“.

En general los insultos preferidos en estos menesteres son aquellos que denigran a la persona en el propio plano sexual. Los genéricos “hijoputa“, “cabrón“, “gilipollas” tienen poco gancho y son preferidas cosas como “zorra“, “puta“, “guarra“, “nenaza“. Para aquellos integristas de género a los que les gusta que le insulten pero solo en masculino (porque ellos son muy machos) las opciones quedan más limitadas. “Zorro“, “puto” y “guarro” tienen muy poco gancho y algunas de las alternativas son “niñato“, “mariconazo“, o “comepollas” (que es neutro y vale para todo).

Una vez rota la regla de no hablar durante el sexo los insultos pueden pasar de simples palabras a frases más elaboradas que andan entre el insulto y demostración de la sumisión. Así, por ejemplo, tenemos:

  • Preguntas retóricas: “¿Te gusta que te reviente el culito, eh niñato de mierda?“, “¿quieres más, zorra?
  • Órdenes innecesarias: “Traga, puta
  • Preguntas logísticas: “¿Quieres que llene tu boquita de guarra con mi lefa caliente?
  • Alusiones a los cuernos: “Esto no te lo hace tu novio, ¿verdad?
  • Piropos: “Me encanta ese culo de puta que tienes“, “sigue, eres el mejor comepollas que he visto en mi vida
  • Afirmaciones posesivas: “eres muy puta pero este culo es mío

No duden en dejar en los comentarios sus insultos preferidos o más odiados así como sus experiencias divertidas y curiosas.

Maricas, profesiones y sexo

Una de las preguntas clásicas entre maricas que se quieren conocer o tocar es la de “¿A qué te dedicas?”. Con la respuesta a esta pregunta cada uno tratará de armar en su cabeza una imagen sobre esa persona basada en tópicos propios sobre profesiones y maricas.

Aquí van mis tópicos personales.

  • Bailarines: el culo duro como un hueso de melocotón está asegurado pero en contra de la creencia popular de que un cuerpo estupendo y una flexibilidad sin igual proporcionarán noches de sexo maravillosas los bailarines suelen tener un punto narcisista y tienden al inmovilismo en la cama. Lo que viene siendo un pasivo-mueble.
  • Peluqueros: tienen el terrible hándicap de que no se les puede tocar el pelo mientras se ve una película con helado y manta. Nadie los puede despeinar. Y esto en la cama también se nota, adiós a acariciarles la cabecita mientras te la comen o a agarrar. El sumun de esta locura capilar me sucedió una noche que me lié con un muchacho mono en una discoteca. Trataba de convencerlo para venir a mi casa (al fin y al cabo ya tenemos una edad para quedarnos en besitos en la discoteca) pero él tenía que trabajar a las 12. Le dije que no había problema, que se quedara a dormir un rato en mi casa y fuera directamente al curro. Me dijo: “tendrás plancha del pelo en casa, ¿no?”. Le dije que había cambiado de idea y que estaba muy cansado y que mejor lo dejábamos. Era peluquero.
  • Cantantes: realmente hay que disntinguir entre los cantantes de verdad (cantantes de orquestas de pueblo, cantautores de bares de la capital, eurovisivos, etc…) y wannabes de triunfitos. Los primeros suelen ser unas guarras (con todo lo positivo que esto lleva a veces) y los segundos son wannabes de guarras.
  • Camareros: Un amigo dice que son los amantes perfectos: trabajan los fines de semana y te dejan tiempo para salir a tu bola con tus amigos y están libres entre semana para hacerte compañía en las tardes y noches aburridas.
  • Estudiantes de comunicación audiovisual: Este grupo es tan inmenso que forman un subuniverso a parte en el que se repiten infinitud de subdivisiones.
  • Actores: prepárate para estar todos los días de fiesta con ellos. Te pondrán los cuernos sin que sospeches nada. No siempre buscan algo a cambio de comértela y están muy falticos de cariño.
  • Opositores: son amantes-novios de domingo. Se pasan toda la semana estudiando sin parar y el sábado por la noche desfasan. Polvazos intensos siempre.
  • Médicos: los que más fuman, los que más beben y los que más se drogan. Vicio, vicio.
  • Voluntarios de ONGs: muy voluntarios para algunas cosas pero anda que no cuesta que hagan otras… ¡qué chicos más difíciles!
  • DJs: en la cama se creen igual de guays que en su discoteca.
  • Políticos: gente muy dual. O la comen muy bien pero follan muy mal o viceversa.
  • Cajeros del Día, Mercadona y similares: son un amor. Siempre con la sonrisa. Mimosetes con ataques de orgullo. Exigentes en la cama pero entregados.
  • Diseñadores: sus polvos son otra expresión de su arte. Cómo se lo curran y esfuerzan sin esperar nada a cambio.
  • Policías: pasivos y siempre quieren más. Y que les zurren.

 

Listas de conquistas

Desde que el hombre es hombre el hecho de “conquistar” a otra persona siempre se ha considerado un triunfo personal. No solo por el placer inmediato que proporciona el follar (o yuntar, usando un lenguaje más bíblico) sino por el prestigio social que eso conlleva. La sabiduría popular lo recoge en aquel dicho de “lo mejor de tirarte a un famoso es contarlo, porque tirartelo lo haces una vez pero contarlo lo haces mil”.

Muchos, para alimentar su ego, tienen que dejar constancia de la lista de sus conquistas. Este listado se conoce con diversos nombres: follodiario, lista de amantes, la lista de XXX (donde XXX es el nombre del picha brava), cuaderno rosa, putilista, etc… La forma de esta lista también es variada: una simple hoja escondida en un libro, un cuaderno de Doraemon de los tiempos de la primera mamada, una moleskine para las más modernas, una hoja Excel protegida con contraseña para los más geeks, etc…

Los campos más habituales de estas listas suelen ser:

  • Nombre (a veces sustituido por “X” cuando ni el nombre se sabe)
  • Fecha
  • Edad (se supone que la del muchacho, porque la propia mirando la fecha y con una simple cuenta debería salir)
  • Rol (este es un campo complementario, ya que se puede poner el rol de la conquista o el propio en dicho encuentro)
  • Estudios/Profesión
  • ¿Dónde lo conociste? (en los baños del Long Play, en clase, en un cuarto oscuro, por el Bender, etc…)
  • ¿Dónde follasteis? (en su casa, en su trastero, en un seat panda rojo, etc…)
  • Valoración (aquí los más artistas dibujan caritas, estrellitas y similares y los más de ciencias ponen puntuación numérica. Con decimales)
  • Repeticiones (algunos marcan con palitos las veces que han ido repitiendo)

Además de satisfacer la vanidad, estas listas tienen una utilidad enorme cuando la memoria empieza a fallar (bien por la edad o bien por la cantidad) para recordar momentos o responder a preguntas como “¿Cuándo me tiré yo a aquel muchacho de la polla gigante?”, “¿Dónde conocí yo a aquella mala pasiva?”, “¿A cuántos peluqueros me he tirado?”. También sirven para constatar hechos como: “Anda, hasta el 2003 yo era pasivo”, “Claramente mi mejor nicho de mercado son los arquitectos”, “En la temporada 2007/2008 me dio por los maduritos”.

En estos tiempos en los que la gente se olvida de escribir con bolígrafo las listas de conquistas corren el riesgo de desaparecer a manos de aplicaciones para el móvil que además de llevar la cuenta dibujen bonitas gráficas. Si aún no existen algún desalmado se encargará de programarlas.

Como despedida, la lista de conquistas más maravillosa que se ha escrito jamás, la de Don Giovanni, escrita por el abate da Ponte y con música del genial Mozart: el aria del catálogo:

Señora mía, éste es el catálogo
de las bellas que amó mi señor;
es un catálogo hecho por mí.
Observad, leed conmigo.
En Italia, seiscientas cuarenta,
en Alemania, doscientas treinta y una,
cien en Francia,
en Turquía noventa y una.
¡Pero en España ya van mil tres!
Hay entre ellas campesinas,
camareras, burguesas,
hay condesas, baronesas,
marquesas, princesas,
hay mujeres de todos los rangos,
de todos los tipos, de todas las edades.
De la rubia suele alabar
la gentileza;
de la morena, la constancia;
de la canosa, la dulzura.
En invierno prefiere la llenita;
en verano, la delgadita.
La alta es majestuosa;
la pequeña es siempre encantadora.
A las viejas las conquista
por el placer de ponerlas en la lista.
Su pasión predominante
es la joven principiante.
Le da igual que sea rica,
que sea fea, que sea hermosa;
con tal de que lleve faldas,
¡vos ya sabéis lo que hace!

Quedar con un desconocido para “conocer y lo que surja”

En el mundo marica suele ser muy habitual quedar con desconocidos a través de redes sociales, chats y aplicaciones de puterío para “conocer y lo que surja”. Esto de quedar con desconocidos con la misma orientación sexual solo puede tener tres fines:

  • Echar un polvo: Probablemente la más común de las situaciones. Ya explicamos en otra ocasión que ese “conocer y lo que surja” viene a significar en la mayoría de los casos “si me gustas follamos y si no ni como amigo ni con un palo”.
  • Ampliar el círculo de amistades maricas: Hay gente que con los maricas que conoce en su vida social real no tiene bastante, bien porque se mueva en mundos excesivamente heteros, bien porque su target sea diferente (abogados a los que les gustan bakalas, peluqueras que suspiran por camioneros, etc…) bien porque le falten amigas de las de “te voy a presentar a fulanito que es muy buen partido”.
  • Evaluar candidato a posible novio: Finalmente están los que eso de sacar al novio de su grupo de amistades no va con ellos y necesitan conocer a alguien de cero con el propósito de ennoviarse. Y además no les funciona eso de ligar en discotecas u opinan que en esos antros solo hay mala gente.

Independientemente del objetivo de quedar con un desconocido lo fascinante es el hecho en sí de hacerlo. ¿Cómo comportarse ante alguien al que solo conoces de unas pocas palabras a través de un teclado y que a) te quieres follar, b) te quieres hacer su amigo, c) quieres que se enamore de ti?

 

Reconocer a la otra persona

Porque más allá del primer caso (quedar para echar un polvo) eso de tener la primera cita en la casa propia o de la otra persona se ve como feo. Incluso muchos de los que quedan para “lo que surja” prefieren quedar en un sitio público por dos motivos:

  • Tener escapatoria fácil y rápida en caso de que no le guste el tipo
  • Miedo a que sea un loco que le vaya a secuestrar, robar o algo peor. Como si los locos, asesinos y ladrones no supiera disimular… en fin.

En cualquier caso, al quedar en un sitio público el tema de reconocer a la otra persona siempre es divertido. ¡Cuántos muchachos se ven por el edificio de Telefónica o la plaza de Callao (dos de los lugares favoritos de los maricas madrileños para quedar con desconocidos) mirando ansiosamente a su alrededor y al móvil a ver si ese que se acerca es su príncipe azul!. Aquí las viejas consignas de la época premóvil siguen siendo válidas: “llevo unos pitillos rojos”, “medias negras, bufanda a cuadros“, o “voy con una bolsa del Primark”. Los equívocos están a la orden del día y más de uno se pone a hablar a un verdadero desconocido que está esperando a la novia o a su tía de Cuenca.

La presentación

Los hay que dan directamente dos besos y los hay que dan la mano, muy heteros ellos. A veces algunos confiesan su verdadero nombre, otros esperan al cuarto polvo y otros lo callan para siempre. En el momento de la presentación se resuelven muchas dudas:

  • “Vaya, las fotos que me pasó deben de ser de hace tres años”
  • “Uy, si es un caniiiiijo”
  • “Me encanta su voz”
  • “Joder, por la cam no se le notaba la pluma”
  • “¡Es mucho más guapo en persona!”

¿Dónde ir?

Tras la presentación toca elegir dónde ir. Aquí ya se ponen de manifiesto algunos detalles del carácter. Para empezar se ve quién lleva la iniciativa y quién se deja llevar (el drama es cuando se juntan dos indecisos a los que les da todo igual). Luego, el lugar elegido revela mucho. Por ejemplo:

  • Merendar en el VIPS: poco criterio, poco mundo y muy susceptible al márketing. Seguro que le gusta lady Gagá.
  • Tomar un café en un Starbucks: moderna de mierda a la que no le gusta el café.
  • Al cine: mejor nos estamos callados.
  • Cafetería cuca: un romántico.
  • Bar de cañas de toda la vida: un canalla.
  • A la fnac a mirar libros: ¡cultureeeeeeta!
  • A tiendas de comics, videojuegos… : ¡friiiiiiiiiiki!
  • De cena a algún restaurante de moda: pudiente y muy “in”.

El desarrollo

Si esto fuera una obra de teatro o un guión de cine estaríamos en el segundo acto, ese en el que nuestros personajes, una vez pasadas las preguntas de a qué te dedicas, se van conociendo y acercándose al éxito o al fracaso. Toca hablar de los gustos, de las inquietudes, de los deseos y cada tema planteado, cada respuesta dada van inclinando la balanza a un lado o a otro. Si la cosa dura es buena señal. El alcohol suele ayudar a confraternizar. Los que tienen más experiencia van leyendo el progreso de la situación y pueden aventurar el final. Los más tramposos saben modelar la personalidad que exponen para así encantar a su compañero de juego.

Final

Si la cosa ha ido bien el final será feliz. En caso de ir buscando un polvo esto se traducirá en subir a la casa del que viva solo (que cuidadosamente se ha asegurado quedar cerca de donde vive). En los otros casos en un intercambio de teléfonos (si no se tuvieran de antes), esta vez sí un beso y un “oye, tenemos que volver a quedar”. El fracaso y el final triste están marcados por un “hablamos”.