Aviso a los lectores maricas: Este artículo trata de un gay famoso que además inspiró uno de los personajes más gays de una de las novelas más gays de la historia (Mahler, muerte en Vencia)
Debo aclarar primero que no me gustan nada los aniversarios. Ni los mios ni los de mis amigos. Cuando se trata de personas muertas hace más de 100 años, pues ya es que directamente me revientan.
Y lo peor con estos aniversarios póstumos es que el personal se pone muy pesadito con el homenajeado. Pero está vez se han pasado:
Gustav Mahler. Nació en 1860 y murió en 1911. Así que nos chupamos aniversario doble durante dos años: 2010-2011, 150 años de su nacimiento, 100 años de su muerte. ¡Qué jodida es la gente que vive 50 años para estas cosas!. Pero si ya hemos pasado y sobrevivido a años Mozart, Haendel, Schumann, Chopin… ¿que tiene de malo este de Mahler? Pues que están pesados de la hostia. Aclaremos las cosas:
- Mahler escribió poca música: 9 sinfonías, un trocito de otra, y unas cuantas cancioncitas con orquesta. En total no suman ni 15 horas de música. Esto, en mi pueblo es lo que llaman una “escasa producción musical”. Y en el de al lado, que es más fino, una “somera producción musical”.
- Mahler no fue un revolucionario. Ni innovó en el lenguaje musical ni en la expresividad de la música ni nada. Mientras sus contemporáneos se peleaban aferrandose al pasado o rompiendo con cualquier model, Mahler que quedó entre medías. Un típico ni chicha ni limoná.
- La música de Mahler está bien, pero a mi entender, muy sobrevalorada mediante excesos de pajas mentales.
- En los últimos años las sinfonías de Mahler han sido el caramelito dulce para los directores. Si eran capaces de tocar Mahler bien, la crítica los encumbraba como el nuevo mejor director del siglo XX, y claro, todos se han puesto a tocar Mahler sin haber dirigido un Tchaikosky decente, o un Bruckner interesante, o una simple sinfonía de Schumann o Dvorak.
Aclarado esto, entenderán por qué tanta musiquita de Mahler me cansa. Pero es que encima en España es peor. Es mucho peor que en Austria, Alemania o los Estados Unidos. Aquí la fiebre Mahleriana empezó cuando Alfonso Guerra dijo que al le gustaba mucho Mahler (con ese maravilloso y embelesador acento andaluz). Así que toda la progresía patria se puso a ver Muerte en Venecia y a escuchar la quinta de Mahler y a proclamar su música como lo más sublime del arte.
La terrible consecuencia de todo esto es que no pasa una semana sin que haya en Madrid un concierto de Mahler en el Auditorio Nacional. Algunas semanas hemos tenido ¡hasta 4 sinfonías diferentes! En dos meses de 2010 tuvimos 4 veces la misma sinfonía. En el ciclo de ibermúsica de 2010-2011 10 de los 21 conciertos sinfónicos son de Mahler. En resumen: hasta los cojones de tanto Mahler.
Por cierto, el otro dia me compre otra integral más de las sinfonías de Mahler. La de Bernstein. Es que no la tenía y estaba a 12 euros.