Dormir con amigos: versión marica

El asunto de dormir con un amigo, cuando se es marica, es un tema complicado.Si fuera con un follamigo no habría problema alguno y simplemente a follar. Pero ¿qué pasa cuando la otra persona es un amigo de esos con los que (normalmente) uno no folla? Este es el primer problema: la incertidumbre. Esta incertidumbre es casi total cuando es la primera vez que ocurre la situación: ¿él querrá un poco de mambo? ¿quiero yo un poco de mambo?. Aunque exista una predisposición previa a no follar (“es un amigo, no se puede follar”) una serie de condicionantes intentan inclinar la balanza hacia el lado del amor carnal:

  • Cuando uno duerme en casa ajena no suele llevar el pijama consigo por lo que toca dormir en gayumbos. Ante esto, el anfitrión debe, por cortesía, hacer lo mismo. +5 puntos por erotismo
  • Si alguien está durmiendo con un amigo es muy probable que esa noche no haya follado y a esas horas las hormonas suelen estar por todo lo alto. Si a esto le sumamos la sana tradición española de “una paja y a la cama” que no se puede cumplir por estar en compañía todo apunta a que apetece sexo. +5 puntos por nocturnidad
  • El roce: está demostrado que cualquier gay entre los 16 y 65 años sufre repetidas erecciones con el contacto de otra piel masculina sea quien sea. +5 puntos de instinto animal.

Con todos estos condicionantes previos nos encontramos una situación que tiende ya de por sí al sexo. Ahora toca sumar la predisposición personal de cada uno:

  • “Pues a este amigo siempre me lo he querido tirar yo”. +5 puntos de reto
  • “¿Cómo tendrá la polla? ¿Cómo follara?”. +5 puntos de curiosidad
  • “Joder, así no hay quien duerma, qué tensión. ¿si echamos un polvo me relajaré y podré dormir?. +5 putos de finalidad resolutiva

Además, dependiendo de la amistad, el cariño y la sobonería de cada uno, pueden aparecer conceptos como el “vamos a dormir abrazaditos” o “mimitos en el pelo” que resultan en +15 puntos de roce extremo.

Llegados a este punto pueden suceder varias cosas:

  • que los dos, sabedores de la peligrosidad de la situación, decidan imponerse a los condicionantes y evitar tener sexo a toda costa yéndose cada uno a un extremo de la cama y fingir en seguida que están dormidos.
  • que los dos se inclinen claramente por follar. En este caso no hay mucho problema porque se notará pronto y todo acabará en un polvo feliz entre amigos.
  • que uno quiera follar y el otro no. El que quiere tendrá que dar el primer paso (o no darlo y quedarse en la opción dormir tenso) y el otro lo rechazará de la manera más elegante y menos hiriente posible: haciéndose el dormido.
  • que uno quiera y al otro le dé un poco igual. El que quiere tendrá que dar el primer paso y el otro, si sucede, aceptará y si no pues a dormir.

Excepto en la primera de las situaciones descritas en todas las demás hay que dar un primer paso que viene a ser el equivalente de “meter boca” o “robar el primer beso” de una situación amorosa normal. Sin embargo, entre amigos este primer paso ha de ser cauto y lento si se quieren evitar situaciones tensas en caso de que la otra persona no esté por la labor. En general, este primer paso suele ser lento y delicado: extender los mimitos al cuello si ya se habían empezado o iniciarlos si no se había hecho aún y poco a poco ir extendiendo los mimos y los manoseos. El punto clave para distinguir los mimos entre amigos de un “vale, vamos a follar” es claramente un rabo duro. Pero de nuevo estamos con la incertidumbre. Si se está tanteando a ver si la otra persona quiere o no no se puede tocar el rabo directamente. Aquí ya entra la habilidad personal de cada uno pero hay varias opciones:

  • Un cambio disimulado de postura a ver si con la pierna u otra parte del cuerpo se puede detectar la erección
  • Un “me voy a pegar un poquito más a ti a ver si de una vez notas con la espalda que tengo el rabo durísimo y me metes boca ya”
  • Descender las caricias poco a poco hacia el ombligo, por esos pelillos maravillosos hasta llegar lentamente al rabo duro (porque estará duro seguro)
  • Conducir la mano del otro para que toque de una vez el rabo y no tanto cuello y ombliguito.

Una vez tocado el rabo y comprobado que está duro (y si no está duro se recomienda la visita al urólogo) solo son posibles dos resoluciones: un “no no, esto ya no tío, que somos amigos y mejor dejarlo así” ante la que solo cabe la indignación al grito de “calientapollas, pues haberme parado cuando iba por el cuello” y el maravilloso polvo amistoso.

Por supuesto que todo este juego previo, estos preliminares entre amigos, se pueden saltar con un simple: “oye, ¿y por qué no echamos un polvo?”. Es mucho más práctico pero también pierde un poco la gracia de la incertidumbre. Dicen que la confianza a veces da asco.

En cualquier caso, si la cosa ha terminado en polvo, queda un momento complicado: el día después. De nuevo más incertidumbres:

  • “¿Cambiará esto nuestra amistad?”
  • “¿Repetiremos?”
  • “Joder, qué bien hemos follado… ¿y si nos hacemos novios?

La opción de no comentar nada al día siguiente viene a ser un acuerdo tácito por el que los dos quieren mantener la relación de amistad como si no hubiera pasado nada y repetir la incertidumbre la próxima vez que duerman juntos como si fuera la primera vez. Los lamentos del tipo “joder, anoche se nos fue la olla” a parte de un polvo regulero indican que esa persona no podría llevar una relación de follamistad con un amigo-amigo y que mejor no se repita (aunque quién sabe). Si se vuelve a follar por la mañana tampoco es indicativo claro de nada excepto de que los dos están más salidos que un mono. Finalmente, si uno de los dos se pone cariñoso, ay, quizás estemos ante el principio de una bonita relación.

Se folle con ellos o no, en pensamientos pastosos les recomendamos que tengan muchos amigos y disfruten de ellos en estos tiempos de crisis.

 

 

Las historias de Zorrita y Cultureta: los recortes

Cultureta: hijos de la grandísima puta. Me quitan el 7% del sueldo por la cara. Pero lo que más me jode es que no tienen cojones de decir que es un recorte: “suprimir la paga extra” lo llaman. ¿Pero se creen que somos imbéciles?

Zorrita: No sé por qué te importa tanto que lo llamen de una forma o de otra. Lo importante es que te quedas sin paga extra, ¿no?

Cultureta: A ver. Esto es como si tu quedas con un tío del grindr que te dice que le mide 22cms. Llegas a su casa, se la vas a comer y ves que aquello no llega ni a los 17. Al fin y al cabo es una polla que no está mal y se la vas a comer, pero ¿qué preferirías? ¿que te pidiera perdón y dijera que reconoce que ha mentido? ¿o que te dijera “bueno, es que todos nos ponemos 5cms extra en los perfiles” y te tomara por imbécil?

Zorrita: Yo prefería que tuviera los 22cms de verdad.

Cultureta: Joder, no se puede hablar de nada serio contigo. Pues mira, yo ya paso, me voy a ir al extranjero a currar. A Suiza. 90.000 euros en 12 pagas sin media mentira

Zorrita: Quién los pillara.

Cultureta: Ya bueno, es que allí saben valorar las capacidades de cada uno y pagan bien.

Zorrita: No, si decía los 22cms.

Medidas, pollas y otras cosas del montón

Vivimos en un mundo en el que todo se cuantifica y se mide: ¿cuánto ganas al mes? ¿cuántas matrículas de honor has sacado? ¿cuántos escaños tiene tu partido?. El mundo sexual no iba a ser menos: ¿cuánto mides? ¿cuánto pesas? ¿cuántos años tienes? y por supuesto ¿cuánto te mide el rabo?. Estas, como todas las medidas, solo nos dan una información inexacta a falta del contexto: no es lo mismo ganar 50.000 euros al año trabajando 12 horas al día que ganar 40.000 trabajando 8 y con 2 meses de vacaciones. Tampoco es lo mismo medir 180 cms y pesar 80Kg teniendo tripilla que teniendo unos músculos generosos.

Pero la más inexacta de todas las medidas es la medida de rabo. La gente tiene a medir el rabo en cms de longitud. ¡Qué error! ¡Qué poco dice de un rabo su longitud absoluta! Algunos, para que no les cuelen (nunca mejor dicho) un rabo largo y finito exigen también la medida del grosor… pero ¿qué? La circunferencia, se entiende, porque la opción de medir directamente el radio o el diámetro no es muy agradable por lo incómodas que resultan las disecciones.Los más duchos en matemáticas podrán, sin embargo, calcular radio y diámetro a partir de la circunferencia.

Una medida alternativa a la longitud y circunferencia combinadas sería la diagonal (aproximando con una base cuadrada). Sí, como en las teles. Pero… ¿quién entiende una diagonal correctamente? ¿La gente usa el teorema de Pitágoras para calcular las longitudes del los lados? Además, las televisiones (ahora) tienen una proporción constante de 16:9 y las pollas… todos sabemos que no. Sería necesario por tanto incluir diagonal y proporción. La ventaja de esta medida doble es que la proporción es uno de los factores que hacen más bonita una polla, ay esas maravillosas 5:1. Si esta medida triunfa y empezamos a medirnos las pollas con diagonales, un pequeño consejo: no hagáis como con las televisiones y no uséis pulgadas. En España nadie tiene ni idea de cuanto es una pulgada excepto los que maricas que se meten a muchas webs porno americanas que hablan de pollas de 8 pulgadas. Podríamos concluir como anécdota que en España, solo los maricas son capaces de hacerse una idea de cuánto mide realmente una tele de 42″.

Otro problema añadido a la hora de medir una polla utilizando longitudes es que estas no suelen ser regulares y las hay muy anchas por la base y finitas por la punta (pollas piramidales) y viceversa (pollas champiñón). Si una polla es un objecto de tres dimensiones… ¿por qué no medir su volumen y decir que una polla mide unos gloriosos 120 cm³? Por el mismo problema de antes, una polla no es una figura geométrica regular. La única aproximación matemática posible sería describirla mediante agregados volumétricos, cada uno dado por una integral doble. El uso de este tipo de medida queda relegado a ingenieros freaks.

Es por tanto prácticamente imposible utilizar una medida única para describir una polla. Será pues necesario dar una serie de datos esenciales que, además, ayudarán a describir mejor su aspecto y comportamiento. Las medidas propuestas para esta descripción definitiva son:

Geometría

  • Centímetros de la longitud desde la base al capullo
  • Centímetros de la altura del capullo
  • Circunferencia en la base
  • Circunferencia antes de que empiece el capullo
  • Circunferencia de la base del capullo
  • Ángulo que forma en erección con la línea vertical imaginaria trazada desde el ombligo a la base (también conocido como “¿parriba parriba?”)
  • Ángulo que forma en erección con la línea horizontal imaginaria trazada desde el ombligo hasta la cadera derecha (también conocido como “¿para qué lado calzas?”)

Comportamiento

  • Tiempo mínimo de reposo a empalmada 100% (también conocido como el coeficiente Alonso)
  • Número de libros de Harry Potter que aguanta colgados sin caerse (también conocido como enhiestidad, que es una palabra que solo se usa para árboles y para pollas)
  • Humedad relativa tras una hora de besitos (si no tenéis un medido de humedad otra medida alternativa es el diámetro del cerco que deja el líquido preseminal en los gayumbos tras esa hora de besitos).

Aspecto

  • Coeficiente de contraste del color con el resto de la piel (también conocido “como culito blanco, polla morenota”)
  • Marcado de venas y arterias en proporción a su tamaño (también conocido como venosidad)
  • Código pantone del capullo

Dejamos fuera deliberadamente cualquier característica relacionada con la lefa porque eso da para otro post. Si se les ocurre alguna otra medida no duden en añadirla en los comentarios.