Fraggles, casualidades, canciones y tóxicos

Desde que hace poco me compré un par de peluches de los Fraggles quería escribir este post. Bueno, este post en concreto no, un post hablando sobre mi teoría de las personalidades y los Fraggles. Y aunque el post va a empezar por explicar esa teoría me temo que va a terminar por derroteros muy distintos.

Comenzamos con la teoría. “Todos los grupos sociales están compuestos por personas que se comportan y encajan con las personalidades de los 5 Fraggles”. Incluso su aspecto físico coincide con el de los Fraggles. Estos son:

  • Gobo: el líder, pragmático y aventurero.
  • Musi: la espiritual del grupo. Artística, sensible, tranquila. Vamos, una mezcla de hippie con Amelie.
  • Rosi: la exuberante, la deportista. La que supera reto tras reto y está llena de vitalidad.
  • Dudo: el nervioso, el eterno indeciso que siempre va a remolque hasta que es necesario ponerse al frente.
  • Bombo: el que tiene tendencias depresivas y a pasar olímpicamente de todo.

Y hasta aquí mi teoría perfecta.

Hasta que hoy por fin he comprendido que la teoría no está completa. Faltan las personas tóxicas. Las personas tóxicas son aquellas que bajo su halo de maravilla ocultan una personalidad venenosa para quienes les rodean.

La segunda parte del post es la historia del descubrimiento de la existencia de las personas tóxicas. Porque recordemos que las personas tóxicas están envueltas en maravilla que les oculta y que hace que no nos demos cuenta de que son tóxicas. El descubrimiento ha sido una epifanía casi mágica mientras, por casualidad, hablaba con alguien que había sido envenenado por la misma persona que yo. Y así, juntos, contándonos nuestras experiencias como si fuéramos una reunión de maltratadas anónimas, gracias a la lejanía que da verlo en los demás, empecé a verlo claro.  Existen las personas tóxicas. Y no hay un Fraggle para ellas. La teoría está incompleta.

Al leer lo escrito por fin después de tres meses de dolor es cuando todo se revela claro. Según lo escribía para contárselo al otro muchacho sufridor se me aparecía el personaje… ¡mucho más jugoso que el mismísimo Mr. Ripley! ¡Alguna parte buena tendría que tener toda esta historia! El protagonista de mi nueva novela, de, quizás, una serie de éxito.

Ahora es cuando la historia se convierte en metahistoria. ¿Tuve de verdad el miedo de que de repente la historia se la estuviera contando a él mismo a través de un personaje que él había creado? ¿Fue real y todo terminó con él riéndose a carcajadas? ¿es esta mi primera novela protagonizada por él?

Interludio musical. Suena The Mariner’s Revenge Song de los Decemberists. Curiosamente es la canción que inauguró mi lista en spotify de canciones sobre venganzas. ¿Será esta una historia de venganza?

¿O más bien una historia de catarsis? Que tras tres meses ya está bien. Se supone que estas cosas a estas edades ya no pasan. Aunque como le contaría a Sabina en una bar, y eĺ me entendería, “joder, si es que con esa sonrisa…”.

Lo único que se sabe más de esta historia, de momento, es que desde este preciso instante las pajas vuelven a saber a gloria. Y eso solo es motivo para darle al botón de Publish.