Vivimos en un mundo en el que todo se cuantifica y se mide: ¿cuánto ganas al mes? ¿cuántas matrículas de honor has sacado? ¿cuántos escaños tiene tu partido?. El mundo sexual no iba a ser menos: ¿cuánto mides? ¿cuánto pesas? ¿cuántos años tienes? y por supuesto ¿cuánto te mide el rabo?. Estas, como todas las medidas, solo nos dan una información inexacta a falta del contexto: no es lo mismo ganar 50.000 euros al año trabajando 12 horas al día que ganar 40.000 trabajando 8 y con 2 meses de vacaciones. Tampoco es lo mismo medir 180 cms y pesar 80Kg teniendo tripilla que teniendo unos músculos generosos.
Pero la más inexacta de todas las medidas es la medida de rabo. La gente tiene a medir el rabo en cms de longitud. ¡Qué error! ¡Qué poco dice de un rabo su longitud absoluta! Algunos, para que no les cuelen (nunca mejor dicho) un rabo largo y finito exigen también la medida del grosor… pero ¿qué? La circunferencia, se entiende, porque la opción de medir directamente el radio o el diámetro no es muy agradable por lo incómodas que resultan las disecciones.Los más duchos en matemáticas podrán, sin embargo, calcular radio y diámetro a partir de la circunferencia.
Una medida alternativa a la longitud y circunferencia combinadas sería la diagonal (aproximando con una base cuadrada). Sí, como en las teles. Pero… ¿quién entiende una diagonal correctamente? ¿La gente usa el teorema de Pitágoras para calcular las longitudes del los lados? Además, las televisiones (ahora) tienen una proporción constante de 16:9 y las pollas… todos sabemos que no. Sería necesario por tanto incluir diagonal y proporción. La ventaja de esta medida doble es que la proporción es uno de los factores que hacen más bonita una polla, ay esas maravillosas 5:1. Si esta medida triunfa y empezamos a medirnos las pollas con diagonales, un pequeño consejo: no hagáis como con las televisiones y no uséis pulgadas. En España nadie tiene ni idea de cuanto es una pulgada excepto los que maricas que se meten a muchas webs porno americanas que hablan de pollas de 8 pulgadas. Podríamos concluir como anécdota que en España, solo los maricas son capaces de hacerse una idea de cuánto mide realmente una tele de 42″.
Otro problema añadido a la hora de medir una polla utilizando longitudes es que estas no suelen ser regulares y las hay muy anchas por la base y finitas por la punta (pollas piramidales) y viceversa (pollas champiñón). Si una polla es un objecto de tres dimensiones… ¿por qué no medir su volumen y decir que una polla mide unos gloriosos 120 cm³? Por el mismo problema de antes, una polla no es una figura geométrica regular. La única aproximación matemática posible sería describirla mediante agregados volumétricos, cada uno dado por una integral doble. El uso de este tipo de medida queda relegado a ingenieros freaks.
Es por tanto prácticamente imposible utilizar una medida única para describir una polla. Será pues necesario dar una serie de datos esenciales que, además, ayudarán a describir mejor su aspecto y comportamiento. Las medidas propuestas para esta descripción definitiva son:
Geometría
- Centímetros de la longitud desde la base al capullo
- Centímetros de la altura del capullo
- Circunferencia en la base
- Circunferencia antes de que empiece el capullo
- Circunferencia de la base del capullo
- Ángulo que forma en erección con la línea vertical imaginaria trazada desde el ombligo a la base (también conocido como “¿parriba parriba?”)
- Ángulo que forma en erección con la línea horizontal imaginaria trazada desde el ombligo hasta la cadera derecha (también conocido como “¿para qué lado calzas?”)
Comportamiento
- Tiempo mínimo de reposo a empalmada 100% (también conocido como el coeficiente Alonso)
- Número de libros de Harry Potter que aguanta colgados sin caerse (también conocido como enhiestidad, que es una palabra que solo se usa para árboles y para pollas)
- Humedad relativa tras una hora de besitos (si no tenéis un medido de humedad otra medida alternativa es el diámetro del cerco que deja el líquido preseminal en los gayumbos tras esa hora de besitos).
Aspecto
- Coeficiente de contraste del color con el resto de la piel (también conocido “como culito blanco, polla morenota”)
- Marcado de venas y arterias en proporción a su tamaño (también conocido como venosidad)
- Código pantone del capullo
Dejamos fuera deliberadamente cualquier característica relacionada con la lefa porque eso da para otro post. Si se les ocurre alguna otra medida no duden en añadirla en los comentarios.
Jajajajajaja. Lo que me he reído!!
Pringoso y amoroso amigo y compañero, fellow Pastoso:
Sorprendido me encuentro ante semejante abstract en vergometría castellana, de la cual hay tal sequía, que referees internacionales deben estar ávidos de información. Les rezuma saliva por la comisura de los labios al igual que el approach de una buena pollaca de frondoso y húmedo glande de tono PMS 197.
La volumetría de las vergas, se puede definir igualmente con varios puntos conocidos a los cuales se puede hacer una extrapolación sencilla por polígonos de Voronoi, de modo que lo que se obtiene es un trencadís de polla. Un cimbrel en pleno estilo Gaudí, que hará las delicias de los más modernos, pero que cuenta con un buen índice de aproximación al aplicar un cut and fill para sacar el volumen. Sin duda alguna, se pueden emplear métodos menos sofisticados, como la aplicación de escayola a pollazos, introduciendo el miembro en escayola blanda, así se mide, igualmente, el índice de empuje de Gulschbauer, famoso pollón tedesco, especialista en romper madera de balsa, ladrillo, clavos y lo que se precie, con mayor eficacia que un cuchillo Ginsu, a base de empujar (“la técnica del palante”, tal y como fue aplicada en el congreso de Tipologías de carne magra en Turku, en el año 1969). Tmabién se mide el índice de aguante o de Potter, en relación a la enhiestidad, la cual puede dar una aproximación por la ley de Hooke, colgando un dinamómetro o directamente agarrando el miembro viril en todo su esplendor y llevarlo hacia adelante para acto seguido soltarlo y dejar que vuelva al punto de erección, dando un pequeño cachete sobre el ombligo, denominado “pollazo Bartók” por analogía al pizzicato homónimo.
Podría seguir así, pero ojetes ávidos de mi carne esperan ansiosos ser regados por la parte más sensible de mi físico.
Queda suyo afectísmo,
Sempronius
Y digo yo, viviendo en la era en que vivimos, no resulta más fácil enviar la foto y ya que el otro decida sin tener que hacer cálculos de ningún tipo. Aunque sí que me ha gustado lo de la descripción del comportamiento 😛
Muy divertido el post! Cuando quieras me presto voluntario para que me tomes medidas! jajaja