Supongo que a estas alturas ya conocen ustedes el Grindr: esa aplicación que te permite hablar con mariquitas cercanos, mandar fotos frente al espejo del baño y decirles dónde vives para que vengan a tomar un café.
Grindr es gratuito pero existe una versión de pago con algunas características extras:
- En vez de ver las 100 personas más cercanas puedes ver 300 (por si eres muy selecto a la hora de elegir)
- Puedes bloquear a infinitas personas (por si eres facilito a la hora de rechazar)
- Notificaciones con la aplicación cerrada (por si quieres recibir muestras de amor y admiración a todas horas)
- Frases modelo automáticas (por si te da pereza escribir siempre “OLA KE ASE”)
Qué quieren que les diga… a mí estas características extras me parecen una puta mierda. Más teniendo en cuenta que son 6 eurazos al mes. Yo, para pagar, esperaría como mínimo estas funcionalidades:
- Botón de enviar abuela: para todos aquellos que ponen eso de “guapo buen cuerpo” un botoncito que les enviara una adorable abuelita de esas que están tan solas que le digan lo guapos que son son.
- Botón “Intermón Oxfam”: para cuando aparece alguien tan delgadito que da pena. Hay que acabar con la desnutrición.
- Comprobador de pluma: si un perfil pone aquello de “discreto, 100% masculino, 0 pluma” debería aparecer un botón para comprobarlo realmente. El mecanismo sería bien sencillo. Al pulsarlo, la otra persona recibiría una ligera descarga eléctrica a través del móvil mientras el micrófono graba el grito y lo envía automáticamente al otro usuario. No hay nada mejor para detectar la pluma que un buen susto o un buen chispazo.
- Super Block: es igual que el block pero además aparece la Sole y le da una colleja.
- Putómetro: para todos aquellos que dicen que buscan novio o lo que surja estaría bien incluir una barrita con las veces que el pavo ha mandado su dirección en la última semana a otro usuario. Por si acaso.
- Corrector ortográfico automático: la de polvos que dejamos de echar algunos por ese estúpido principio de no follar con gente que no sabe escribir bien. Un corrector ortográfico automático escondería estos “pequeños defectos” de tanto tío buenorro y todos seríamos mucho más felices.