“¿Cómo se ligaba antes de que existieran Grindr y Bender sin ir a bares de ambiente?“. Esta fue la pregunta que me hizo un amigo hace un par de días.
Es curioso como nos adaptamos a los nuevos avances y nos cuesta recordar cómo era nuestra vida antes de que se produjeran:
- ¿Cómo veíamos antes las series americanas antes de que algún canal local las pusiera?. No las veíamos
- ¿Cómo escuchábamos música en el metro antes de los ipods y spotify? Con un walkman o después un discman. Y sí, solo podíamos llevar unos pocos discos y no había aleatorio
- ¿Cómo se veía el porno antes de xtube y similares? Pues remontándonos en el tiempo y por orden de más reciente a más lejano:
- bajándolas con el eMule.
- viendo las películas que echaban en las televisiones locales.
- pidiendo a algún amigo que tuviera el canal plus que grabara una de las famosas películas de la madrugada del viernes.
- pidiendo a algún amigo con 18 años que las alquilara en algún videoclub (era fascinante esa cortinilla de terciopelo que algunos tenían para separar la sección de “cine para adultos”).
- ¿Cómo se hacían las palomitas antes de que existieran los microondas? Usando una sartén o un fabuloso pato palomitero.
Pero centrémonos en la pregunta original. Muchas gracias a los amigos más viejos menos jóvenes que ha aportado información fundamental para este recorrido histórico.
Antes de internet
En aquellos tiempos conocer a un marica sin ir a un local de ambiente era realmente complicado. Estaba la actitud pasiva: esperar a encontrar a uno en tu clase, en tu trabajo, a que alguna amiga te lo presentara. Y estaba la actitud pro activa: intentar contactar con desconocidos de algún modo. ¿Y cuáles eran esos modos? Pues bastante ingeniosos.
Empecemos con los anuncios de contactos en revistas porno gays. Sí, antes de que hubiera internet había un mercado de revistas mensuales gays y en todas las ciudades había un kiosko que las tenía. Reíos de la vergüenza que algunos pasan para comprar condones comparado con comprar una revista de estas en plena calle. Las revistas solían incluir una sección de contactos. El método no podía ser más artesano: enviabas una carta a la redacción con tu anuncio, este se publicaba con un número de referencia, los interesados en ese anuncio escribían a la redacción con su mensaje y el número de referencia al que iba dirigida y en la redacción lo enviaban a su destinatario. En la carta original había que incluir sellos para el reenvío. La primera vez que los contactos gays dejaron el turbio mundo de las revistas porno fue con el ya difunto “El País de las Tentaciones” que el diario progre que ahora hace EREs publicaba los viernes. Aquí el método era más sofisticado y en vez de enviar una carta se llamaba a un contestador automático. Estoy seguro que lo usaron las primeras maricas modernas y gafapastas de este país.
Luego, cada ciudad tenía sus ritos medio secretos: “Oye, que me han dicho que en los baños de bellas artes la gente marica deja apuntado su teléfono para contactar con otros maricas”. De bellas artes tenían que ser. Y aquello sí que era arriesgado porque, recordemos, por aquel entonces no había teléfonos móviles y o eras estudiante que vivía en un piso compartido o te arriesgabas que cogiera el teléfono tu padre cuando llamara algún posible contacto.
Pero en aquellos tiempos ya existía una incipiente tecnología y así aparecieron los anuncios de contactos en el teletexto y los números 906. Claramente en aquella época ser marica era caro.
La llegada de internet y los primeros chats
Eran los tiempos de infovía, de los modems de 28Kbps, del “¡mamá no descuelgues que me cortas internet!” y el “niño, corta ya el internet que quiero llamar a tu abuela”. Siempre quedaba la noche para poder conectarse a internet y a la vez que se bajaban las primeras fotos porno (que luego se grabarían a un CD para poder verlas tranquilamente sin estar conectado y sin tener que esperar) meterse en algún chat. El primero realmente popular fue el IRC Hispano, una red de chat patria que necesitaba un cliente especial para conectarse. Eran los tiempos del #gaymadrid, #gayasturias, #gaybcn, #gay_granada, etc… Y como se podía hablar en privado con alguien o por el canal general (que por aquellos tiempos no estaba nada masificado) la gente no solo ligaba sino que hacía amiguetes y formaban grupitos con los que dar juntos el primer paso: ir a bares de ambiente todos juntos en maripandi. Hasta organizaban quedadas que, además, casi nunca terminaban en orgía.
Con el tiempo y la popularización de internet surgieron otros chats, generalmente ofrecidos por portales: terra, ozú, ya.com… Hasta que llegó la madre de todos ellos: el de chueca.com.
Con la aparición del messenger los chats fueron perdiendo uso como medio para hablar con los amigos (porque había canales, no necesariamente gays, donde todos eran amigos y se pasaban las horas muertas) y evolucionaron más a un contacto rápido para sexo. Aún a día de hoy perviven y hay gente que todavía los usa aunque parezca una versión sexual de radiotaxi: “activo discreto por la zona de delicias”, “macho pasivo 42años me desplazo”, …
Las webs de contactos
Internet ya estaba en nuestras vidas y ofrecía el lugar ideal para contactos gays discretos, para conocer a gente similar o simplemente pare echar un polvete. La primera en llegar a España fue gaydar: creabas un perfil, ponías algunos detalles importantes sobre ti (si fumabas, si bebías, si eras activo o pasivo, tu altura y tu peso y cuánto te medía el rabo, vamos, lo normal) y unas cuantas fotos (aquí empezó la moda de las fotos en calzoncillos contra el espejo del baño) y ¡a jugar!, a buscar gente por tu ciudad y mandar mensajitos. El siguiente paso era siempre intercambiar el msn para pasar a una charla más directa, usar la webcam, etc… Poco tiempo después llegó gayromeo aunque no ha sido hasta hace muy poco cuando realmente ha despegado en nuestro país. Por fin llegó el producto patrio: bakala.org. Una web de contactos que en un principio trató de especializarse en los bakalas mariquitas (¿tantos había?) pero que acabó llena de oficinistas, doctorandos en filología clásica y modernas, o sea, maricas de cualquier pelaje. Aparecieron más portales segmentados según gustos como tuamo (rollo amo/esclavo) y bearwww (rollo oso) y otras más genéricas como manhunt.
Existe una estadística no muy fiable que asegura que el 40% de los matrimonios gays de este país se conocieron en alguna de estas webs. A día de hoy casi todas están de capa caída, con diseños muy desfasados y cada vez menos usuarios.Quizá la única que aguanta un poco el tipo sea gayromeo (ahora conocida como planetromeo). Ciertamente es muy difícil competir con una aplicación en tú teléfono que te diga que tienes un pollón de 22cms a 200 metros o un restaurador del Museo del Prado, según gustos.
La web 2.0
Este es nuestro presente. El de facebook y twitter y en el que en España los gays se pueden casar (de momento). Con una mayor libertad, menos fobias y más tolerancia. Los gays ya no necesitan tanto webs epecíficas sino que pueden zorrear directamente por facebook o por twitter con conocidos o desconocidos que aparecen ante sus ojos a través de los amigos de los amigos o followers de sus followers.
Pero claro, están los que “buscan discreción” porque en facebook tienen agregadas a sus novias. A esos solo les queda volver a los chats y a las webs de contactos.
Y para algo rápido y directo tenemos el Grindr y el Bender que nos sacan a los maricas más cercanos. Porque para hacer un amigo te vale uno que viva en Pozuelo, pero para echar un polvete, ay, no nos vamos a hacer 1 hora de camino de ida y otra de vuelta, ¿no?
Dejaremos para un próximo artículo analizar más a fondo estas aplicaciones para móviles porque el tema de una foto y 100 caracteres da para mucho: pechos decapitados que dicen que sin foto pasan, abdominales que buscan amistad (y por si acaso dejan claro que son pasivos), chicos del montón exigiendo un brad pitt, gente que en vez de intentar venderse expresa su odio al mundo, etc…
Entrada magnífica, sobre todo el principio (del IRC ya me sé la historia). Pero confieso que mi pregunta fundamental queda sin respuesta.
Cómo demonios elegía/elige la gente qué lugares serían puntos de encuentro de cruising, sobre todo cuando no había internet? Se le ocurre a alguien y aquello corrió de amante en amante, se vota en una asamblea como en el 15M? Es mi gran duda.
Jaja, ¡interesante pregunta! Es todo un tema ¿eh? Supongo que la zona tendrá que reunir una serie de requisitos (poco iluminada, tranquila, no demasiado alejada, …) y ahí va uno con su ligue, su ligue va con otro y ya se corre la voz. Otro tema interesantísimo es los nombres con los que se conoce a esas zonas. En Madrid no, pero en otras ciudades tienen nombres divertidísimos 🙂
PULEVA!
Un pedacito de historia, grande!
Ay, ¡la Puleva es de granada! Y allí también está la finki jaja