Mucho se ha hablado y más se hablará sobre los motivos, la ética la merma de libertades y demás asuntos capitales que rodean la nueva prohibición de fumar en lugares públicos. Todo el mundo discute sobre la salud, los impuestos, las pérdidas económicas y muchas otras consecuencias relativamente importantes en nuestra sociedad. Sin embargo a nadie he oido hablar de dos consecuencias importantes desde mi punto de vista, que antes de exponer debo contextualizar con un par de explicaciones.
El sabor. De todos es sabido que la alimentación influye en el sabor del semen. A mayor cantidad de frutas, zumos y verduras, más dulce sabra. Con una dieta rica en carnes rojas será más agrio. Yo además sabía que el café y el tabaco también afectaba al sabor. Lo que no podía imaginar es que lo hiciera de forma tan masiva: ayer por la tarde me visitó un amigo con el único propósito de hacerme una mamada y seguir con sus compras navideñas. Mi sorpresa fue mayúscula cuando terminó su apreciado trabajo con su acostumbrada perfección y pulcritud exclamó: “Vaya! has dejado de fumar”.
Los pedos. No quiero entrar en discusiones sobre si el hecho de tirarse pedo es placentero o no. Digamos que es una necesidad fisiológica más o menos frecuente. La buena educación indica que jamás se han de expulsar en público, y mucho menos en un lugar cerrado. Así la gente va al baño a expulsarlos, o en la soledad del campo abierto. Sin embargo existe una excepción. Un lugar cerrado donde la gente pedorrea sin miramientos ni consecuencias: las discotecas. El volumen de la música asegura que nadie escuchará la expulsión del maloliente pedo, y la cantidad de humo concentrada impedirá que nadie lo huela. Por tanto podemos asegurar que desde que existen las discotecas, los pedorros las han utilizado como el único lugar del mundo donde puede satisfacer sus deseos pedorreticos impunemente
Pues estas son, queridos amigos, las dos consecuencias más importantes de la ley antitabaco:
- Habrá más corridas en la boca.
- La gente tendrá que dejar de tirarse pedos en las discotecas, aunque pasaremos por un periodo de transición hata que se den cuenta en el que saldremos oliendo peor que cuando se fumaba.