El genio de Chico Buarque ha sido el único capaz de hacer una canción (gloriosa) rimando solo con esdrújulas.
Nada mejor para despedir y cerrar este blog que un intento patético de imitarle.
Luis siempre fue un poco cándido
y Pablo bastante tímido,
ambos sobrados de estrógenos.
Aquello sucedió un miércoles:
era una tarde tórrida
estaban solos en su ático
en un ambiente muy íntimo.
La ropa sobre las sábanas.
Luis con su cuerpo esquelético
Pablo con sus grandes músculos.
Sobre aquella cama trémulos
sus miembros ya no tan flácidos
asomaba el vello púbico.
La boca de Luis con ímpetu
se llenó de un sabor fálico.
Pablo con un increíble ángulo
le penetró muy de súbito
gracias a que era muy elástico.
Cada vez iba más rápido
con ritmo casi diabólico.
Sonaron gemidos gélidos
hasta correrse al unísono.
Así llegaron al éxtasis.
Luis saboreó aquel líquido
que tenía un sabor ácido.
Había sido magnífico,
un episodio casi épico.
Despedida en tono cómico
preguntando por el próximo.