Los empalmes matutinos o tumescencia peneal nocturna o tumescencia peneana nocturna (TPN) es una erección espontánea del pene. Cualquier hombre sin disfunción eréctil psicológica experimenta este fenómeno, por lo general entre tres y cinco veces durante la noche. Típicamente ocurre durante la fase MOR del sueño, produciéndose entre 1 y 5 erecciones que suelen durar entre 15 y 40 minutos.
Eso de ahí arriba es la defición que da la Wikipedia. ¿Pero qué pasa en el día a día? Pues que muchas veces nos levantamos de la cama empalmados, y eso, puede dar lugar a grandes confusiones. Paso a relatarles algunas de las que me han sucedido
¿Te vienes a mi cama?
Andaba yo aquel final de verano buscando nuevo piso en Madrid y mientras me quedaba en casa de unos amigos, ocupando la habitación de M que andaba en su pueblo. Aclaración: M está terriblemente bueno con un cuerpazo, es hipermajo y es hetero. Una día, M vino para hacer un examen, y esa noche él ocupó la habitación y dormí en un colchón en el suelo del salón. A las 7am me despiertan. Yo, desde mi colchón en el suelo solo puedo ver a mi amigo M en canzolcillos, con una erección considerable (rabo poderoso descubrí en ese momento) diciéndome: “ey, vente a mi cama tío”. No podía creerme lo que estaba pasando: M, una fantasia sexual andante estaba medio en pelotas, empalmado y diciéndome que me fuera a su cama. Tuve que rascarme los ojos para espabilarme un poco, y tras pensarlo 3 veces, descubrí que M se volvía a su pueblo, iba a la ducha y me decía que en vez de dormir puteado en el suelo del salón, con toda la luz, usara su cama que él dejaba libre. Mientras se estuvo duchando seguí medio dormido en el salón, y cuando salió de la ducha medio mojado con la toalla me volvió a decir “vente, coño”. Le acompañé a su cuarto para acostarme en su cama y ver como se vestía. Luego se fue.
El agua
Estoy durmiendo. Llaman a la puerta. Me levanto sobresaltado y corro a abrir. No sé quien coño es, pero es guapo, está bueno y sonríe. Yo me doy cuenta de que: a) voy en calzoncillos. b) estoy empalmado. “Hola, vengo a mirar el contador del agua”. “ah, si, pasa, está aquí, debajo del fregadero”. Se agacha con una linternita bajo mi fregadero demostrando que además de guapo y buenorro, tiene un culazo. Mirado el contador, aún agachado con el culo casi en pompa, se gira y me mira. Supongo que se ha dado cuenta de que: a) voy en calzoncillos. b) estoy empalmado. c) le estoy mirando el culo. “Perdona que está llenísimo de botes…”. Me sonríe. “No te preocupes, estoy acostumbrado. Ta está”. Y se va más feliz que una perdiz. Y yo me quedo con un calentón.
Los pantalones
Jota, un amigo de toda la vida con el que nunca he follado se queda a dormir en mi casa. Hay confianza y se queda en mi cama. Hay confianza y lo hace en calzoncillos. Nos despertamos de resaca a la mañana siguiente. Nos levantamos. “Jota, estás empalmado”. “Ya lo sé cabrón y no me hace ni puta gracia”. “Jota, ¿eso es porque has dormido conmigo” “Que no cabrón, que yo siempre me levanto empalmado. ¿Dónde están mis pantalones?”. “No sé”. “Has escondido mis putos pantalones, no tiene ni puta gracia, dámelos”. “No he escondido tus pantalones, pero sí, tiene gracia que estés empalmado, jajaja”. “Déjame unos putos pantalones”. “Date una ducha fría anda, que me los manchas”.
Si has pasado la noche en compañía de un amigo/conocido hetero, las erecciones matutinas son una buena excusa para hacer que él caiga en la tentación… la desesperación y el calentón no entienden de gustos o preferencias sexuales, jaja.
Saludo desde Barcelona.
Creo que todo esto se debe a pensamientos pecaminosos, por no decir satánicos. Vete corriendo a uno de los doscientos confesonarios instalados en el Parque del Retiro. Confiésate y que te impongan una buena penetencia. Lo mismo hasta haces feliz a un cura.
No recomendaría postrarse ante los artefactos de confesión del Retiro, porque como ud. bien sabe, querido compadre Pastoso, nuestro común admirado compañero, Heriberto Campano de Ibor-Cervino dijo, “Las erecciones matutinas con efecto percha, son buena prueba de la gallardía de los cipotes preconciliares de factura ibérica que forman parte del patrimonio español definido por la UNESCO, por lo que portan consabida indulgencia plenaria. Amen ¡Viva España!