El punto de inflexión

Está muy extendida la idea de que el hombre, como ser humano, con la edad va aumentando sus capacidades intelectuales, físicas, reproductivas, etc… hasta que llega a un punto de inflexión a partir del cual todas estas capacidades comienzan a disminuir.

Dónde colocar este punto de inflexión ha suscitado grandes controversias y opiniones dispares a lo largo de la historia. Unos opinan que los mejores folladores son los más jovencitos pero también está el mito de los calvos maduritos como grandísimos reproductores. Otros argumentan que Einstein esbozó sus teorías principales a los 26 años y que a partir de ahí no tuvo ninguna idea brillante. Si nos fijamos en el ciclismo (ese deporte que siempre ha acompañado las siestas veraniegas de los españoles), encontramos corredores que alcazan su plenitud de forma física a los 26 años y otros que lo hacen a los 34.

Como este blog tampoco tiene excesiva vocación científica pasamos a enumerar las teorías sobre el punto de inflexión más peregrinas.

La longitud vital

Según esta teoría, el punto de inflexión vital se produce en el momento en que una persona iguala su edad al número de cms que le mide su miembro viril. Esto es unos 18 años para mucha gente, unos 22 para un selecto grupo, y poco más de 13 para esa supuesta media española que nadie (excepto los de pene pequeño) creen.

La superación del acumulado

La clave de esta teoría es la superación y por supuesto se vuelve a basar en el sexo. Consiste en que el punto de inflexión se alcanza el año en el que uno no es capaz de superar el número de parejas sexuales acumuladas. Esto es, si un chico español medio pierde la virginidad a los 19 años y, con un poco de suerte, ese año consigue tirarse a 3 personas el año siguiente deberá tirarse al menos a 4. Si lo logra, y digamos que se tira a 5, el siguiente año deberá superar el acumulado, 5 + 3 = 8: deberá tirarse como mínimo a 9. Si logra la proeza de tirarse a unas 10 personas (ya está espabiladito y le sobran recursos) tendrá un acumulado de 5 + 3 + 10 = 18. La cosa se pone chunga. Los grandes fuckers consiguen superarse, pero pocos sobrepasan los 25 sin haber llegado al punto de inflexión.

La primera molla

El título lo dice todo: cuando aparece la prrimera molla se alcanza el punto de inflexión vital. Esto solo vale por supuesto para aquellos que de siempre han tenido un cuerpo de figurín.

El primer gatillazo

También es sencillita. Solo aclarar que ha de ser un gatillazo sin causa normal explicable (exceso de alcohol o drogas, nerviosismos de primerizo, roturas de relaciones traumáticas, etc…). Desde la aparición de la Viagra y el Cialis esta teoría está perdiendo adeptos.

El +24

A partir del momento en el que tu cuerpo dice basta y las resacas duran más de 24 horas se alcanza el punto de inflexión.

El sexo y los pezones

Pezones de un lector de este blog

Los hombres no tenemos “tetas” protuberantes como tienen las mujeres (exceptuando a algunas musculocas vigoréxicas). Tenemos sin embargo pezones que en un principio no sirven para nada porque nosotros no podemos dar de mamar (bueno sí, cochinos, pero no de ahí). Pero los pezones puede ser muy útiles, según para qué personas, en las relaciones sexuales.

De acuerdo con su actitud hacia los pezones en el sexo podemos encontrar varios tipos de personas:

  • Pezonófobos: no soportan nada relacionado con los pezones
  • Pezonófilos: les gusta que los pezones formen parte de la excitación sexual
  • Pezoindiferentes: les da completamente igual

Dentro de los pezonófilos, por supuesto, hay distintos grados:

  • Aquellos que les excita que les toquen, acaricien, laman y chupen los pezones, serían pezonófilos pasivos
  • Aquellos que les excita tocar, acariciar, lamer y chupar pezones, serían pezonófilos activos
  • Los que comparten los dos puntos anteriores podríamos calificarlos como pezonófilos versátiles
  • Los que no sólo les encanta el tema pezones, sino que es lo que más les gusta de todo el sexo (o se excitan por el simple hecho de ver un pezón) serían pezonófilos radicales
  • Los que ya no solo les gusta que se los laman o chupen sino que se los pellizquen o muerdan hasta el dolor serían sadopezonófilos

Como todo en el sexo el truco está en ir descubriendo qué le gusta a tu pareja, o hacerle ver lo que te gusta, experimentando poco a poco. No conviene atacar un pezón directamente con demasiada ansia porque puede resultar doloroso, es conveniente que esté húmedo… vamos, como un clítoris.

Para terminar una pequeña encuesta.

¿Cual es tu relacióncon los pezones en el sexo?

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Los exnovios

Exnovio es una de esas palabras que al oírlas pueden generar sensaciones muy diferentes en función del contexto: cariño, rabia, odio, añoranza, pena, alegría, asco, lascivia, etc…

El exnovio comienza a existir cuando se rompe una relación de pareja  y con él comienza otra nueva: la relación entre exnovios.Esta vendrá condicionada por los dos componentes de la extinta relación pero para simplificar, siguiendo la regla de “la culpa es de él”, reduciremos su estudio en función del comportamiento “del otro”. Así tenemos distinto tipos de exs:

  • El atormentado: Es ese al que se le ha acabado el mundo al dejarlo. No para de sufrir. No te lo dirá nunca directamente, pero te lo dejará intuir. Si es un chico 2.0 lo hará con sus estados de facebook, su blog y su twitter y sus listas de reproducción de spotify solo contendrán canciones de pena.
  • El pesado por volver: Insistirá en quedar para ir al cine, para cenar, y siempre intentará volver. No importa cuántas veces le digas que no. Su moral no tiene límites.
  • El desaparecido: No querrá saber nada más de ti. Nunca. Borrará tu número de teléfono y hará como que no te ha visto si os cruzáis en la calle. Manu Chao le dedicó una canción.
  • El parásito: Antes de ti tenía poca vida. Al empezar a salir contigo se le abrió el cielo y se hizo íntimo de tus amigos y ahora que habéis cortado solo tiene esos amigos. No hay manera de quitárselo de encima.
  • El ostentoso: Ha rehecho su vida rápidamente y hace lo posible para que te enteres de todos los tíos que se tira o de sus nuevos amores que son mucho mejores que tú. Y encima le aguantas.
  • El amigo: Todo acabó de manera más o menos amistosa y ahora es uno de tus mejores amigos. Se alegra por ti y tú por él. ¡Qué bonito!
  • El reincidente:  Podría encajar con cualquiera de los tipos amigo, parásito o pesado, con la única diferencia de que de vez en cuando cae un polvo. Por los viejos tiempos. Y porque nadie me folla como tú.
  • El avergonzado: Sabe que se portó como un auténtico cabrón y no se atreve a dirigirte la palabra. Y bien que hace.
  • El cambio radical: Tú eras el origen de todos sus males. Tú le llevaste a la mala vida. Ahora que ya no estáis juntos quiere dejar de lado toda esa mala vida, hacer deporte, no beber y cosas de esas. Tu sabes que eso no tiene ningún futuro pero mantienes un respetuoso silencio acerca de ello.
  • El convertido: No era gay. Era bisexual o hetero confundido. Ahora tiene novia y se avergüenza de ti. Tu no sabes si sentir pena por su novia u orgullo por ser el que lo amariconó.
  • El cafetero: Lo vuestro acabó de aquella manera pero se esfuerza por mantener el contacto y se asegura de que al menos una vez al mes quedéis para tomar café. Él te contará qué tal le va en el trabajo, con su nuevo novio y demás. Todo bien, pero distante. Al final se convierte en algo parecido a esa tía abuela que visitas dos veces al año.
  • El reencuentros: Nunca te llama, nunca os veis pero cuando una noche os encontráis de casualidad se comporta como si aún fuerais novios o amigos íntimos. Una gran noche de juerga y promesas de “a ver si quedamos” pero nunca te llamará. Ni tú a él porque te da pereza.
  • El perro del hortelano: Ni quiere volver contigo ni quiere que te eches otro novio. Le gusta tenerte cerca como un perrito, dándote esperanzas vanas. ¡Cuánto cabrón!
  • El salvavidas: Lo ves poco, pero cuando estás jodido o metido en un buen lío siempre está ahí para salvarte. Siempre hay que tener al menos uno de estos en la lista de exnovios.
  • El llorica: Solo te llama para contarse sus penas varias. Lleva siempre kleenexs de sobra cuando quedes con él.

 

 

Mamadas

Aunque ya dedicamos un artículo a los maricas mamones el tema es tan amplio (e interesante) como para dedicarle este nuevo artículo.

Perspectiva histórica

(Si lo vuestro no es la historia ni las estadísticas podéis ir directamente a la parte práctica)

Las mamadas son tan antiguas como el mismo hombre. Quizá un poco más, pues otros primates, los bonobos, las practican de forma habitual. Los bonobos en general son geniales porque están todo el día teniendo sexo, se prostituyen por comida, hacen orgías, sexo entre dos hembras, dos machos, etc…

En la antigua Roma las felaciones, como casi todo, tenían importantes connotaciones  relacionadas con el poder. Recibir una felación se consideraba un acto pasivo (del mismo modo que ser penetrado) impropio de los ciudadanos romanos.

En la Grecia clásica eran alabadas las cualidades de sus mujeres como mamadoras. Tenían fama las mujeres de Lesbos como las mejores de todas ellas. De hecho el verbo griego lesbiázein significaba precisamente felar. El uso del término lesbiana para designar a mujeres homosexuales fue introducido posteriormente por el cristianismo bajo la influencia de la poesía de Safo (en la antigua Grecia se referían a ellas como tríbada).

Es en Egipto donde las mamadas adquieren una importancia muy relevante tanto en la vida social como en la religión: los dioses Shu (el aire) y Tephnut (la humedad) nacen del semen que escupe Atum después de realizarse una autofelación. En Egipto aparece la figura de las felatrices, mujeres que sin ser prostitutas practican felaciones a hombres desconocidos. Estas felatrices se pintaban los labios de un colo determinado para que los hombres lo supiera fácilmente. Adquiere aquí la felación la consideración de arte. Se sabe que la propia Cleopatra era una de las mejores felatrices y eran famosas sus fiestas en las que realizaba una mamada a todos y cada uno de sus invitados.

En la cristiandad, sin que la Biblia haga una condena específica del sexo oral, siempre se han interpretado todos los actos sexuales cuyo fin no sea la procreación como actos impuros y pecaminosos.

El Corán tampoco dice explícito sobre el sexo oral, aunque algunas interpretaciones modernas consideran que mientras no entre líquido en la boca son aceptables.

Estadísticas

Según estadísticas modernas el 90% de los hombres norteamericanos de entre 25 y 44  ha recibido alguna vez una mamada, aunque este porcentaje cae hasta el 50% si se les pregunta por el último año. El 10% de los hombres de entre 15 y 17 años no ha practicado la penetración pero si les han hecho una mamada. No tenemos que consultar ninguna estadística para saber el porcentaje de de hombres homosexuales que han hecho o recibido una mamada, ¿verdad?.

Práctica

Las mamadas se podrían clasificar en aquellas en las que el mamón hace absolutamente todo y el “activo” solo pone su pene erecto sin hacer nada y aquellas en las que el mamón solo pone la boca quieta y el activo se la penetra (irrumación o “follar la boca”). Sin embargo la práctica la mayoría de las mamadas suelen combinar un poco de ambos tipos. Lo que si es interesante es distinguir una serie de técnicas mamatorias. Como casi todo en esta vida, una buena mamada no solo se compone de técnica sino también de pasión y, lo que es muy importante, empatía: descubrir en tu compañero de mamada qué forma y qué técnica es con la que más disfruta. Así habrá gente que prefiera un ritmo más rápido y otros uno más pausado, comerla hasta el fondo o juguetear con el glande, que les sujeten la cabeza con fuerza cuando maman o que se la dejen libres, etc…

Algunos parámetros básicos que podemos distinguir en las mamadas son:

  • Velocidad de chupada: en la variedad está el gusto. Unos disfrutan con unas mamadas a velocidades de vértigo y otros prefieren las mamadas más lentas. Es mítica la frase de queja: “oye, que no es un chupachups” ante mamadas demasiado rápidas.
  • Intensidad: Es la intensidad con la que los labios aprietan la polla durante la mamada.
  • Profundidad: Esto es comerse la polla hasta la mitad o hasta el fondo. Para comerse según qué pollas es necesario desarrollar la técnica de “garganta profunda” (véase más abajo) para poder comerlas hasta el fondo.
  • Ritmo: que puede ser constante o variable en función de los cambios de velocidad.
  • Uso de la lengua: utilizar o no movimientos de la lengua combinados con el rozamiento que proporcionan los labios.
  • Acompañamiento del mamado: La manera en que el mamado acompaña la mamada: con suaves caricias en el pelo, acompañando el ritmo del mamador, marcando el ritmo al mamador o obligando al mamador a tragar hasta el fondo.
  • Acompañamiento del mamón: El mamón puede usar sus manos para sujetar la base del pene, pero también para hacer otras muchas cosas como caricias en el vientre, en los huevos, estimular el perineo, etc…
  • Contexto: el contexto juega un papel muy importante en la excitación erótica. Así hay gente que encontrará muy excitante realizar o que le realicen mamadas en baños de discotecas, mientras uno está fregando los platos o viendo el partido de fútbol, etc…
  • Finalización: esto es, lefa fuera, lefa dentro y escupida o lefa dentro y tragada. No hay más.

Además de estos parámetros, podemos identificar una serie de técnicas o trucos que hacen de las mamadas una experiencia sexual mucho más rica:

  • El caramelo de menta: cuando por la boca del mamón acaba de pasar un caramelo de menta la sensación de frescor se transmite a la polla. Unos la aman, otros la odian.
  • Con agua fría: el mamón ingiere agua enfriada previamente con mucho hielo, y sin que se le caiga se mete la polla en la boca enfriándola de golpe, para luego sin sacársela tragarse el agua y volver a calentar la polla. Hay gente muy fan de estos contrastes.
  • Garganta profunda: técnica que consiste en tragarse la polla hasta el fondo apartando la campanilla para no provocar arcadas. Una vez ahí se puede succionar el aire para hacer vacío y generar una sensación de succión profunda.
  • Lengua de serpiente: juguetear con movimientos rápidos de la lengua en el frenillo o el glande.

 

Como siempre, podéis aportar vuestra experiencia y vuestras técnicas ahí abajo, en los comentarios.

Tipos de maricas: las maricas peperas

Por fin llega el post mas deseado y solicitado de la serie tipos de maricas: las maricas peperas, también conocidas coloquialmente como maripeperas.

En este análisis no vamos a entrar demasiado en los motivos que pueda tener un marica para ser votante del PP. Baste decir que suelen argumentar que para ellos es más importante su bolsillo, los impuestos que pagan y el rumbo económico del país que el derecho a poder casarse. Muchos además dicen que donde metan su polla (o donde se la metan) es un asunto estrictamente privado que no tiene nada que ver con el resto del mundo (excepto, supongo yo, quienes se la metan). No suelen mencionar sin embargo la parte de ser considerados ciudadanos de segunda. En fin, tonterías para idealistas.

Muchos maricas del PP siguen en el armario y a otros les ha costado salir más de la cuenta (luego son las más locas). Esto encaja perfectamente con la típica hipocresía moral de la más rancia y tradicional derecha española: los sábados de putas y a misa los domingos. Hay muchos casados (con mujeres,  ¡lo otro no es matrimonio!) y otros que aún niegan que sean maricas. También hay mucho curilla atormentado o cura progre. ¡Cuanta contradicción!

 

La mayoría de las maricas peperas se ha criado en el seno de una familia conservadora,  muchas de ellas  pudientes. Así tenemos a una legión de maricas con el mismo look pijo de colegio y universidad privada. Este look va evolucionando con los años pero siempre es fácilmente identificable. Pero ojo, que también hay legión de imitadoras, que sin ser ni pijas ni peperas quieren vestirse de ese modo, porque lo pijo, según para quien, vende. ¡Cuánto le debe Ralph Lauren al colectivo marica del PP!

 

Hay mucha marica pepera homófoba y plumófoba que no soporta a las maricas que se ponen pelucas y se van a divertirse a las fiestas del orgullo gay. Estas fiestas les horrorizan porque según ellos dan una imagen distorsionada de los gays. Para ellos son muy importantes las apariencias, ya se sabe. ¡Cuánta intolerancia!

 

Un pequeño grupo en vías de extinción son las maricas peperas tradicionales y folklóricas que aman la copla, a Juanita Reina y a la Piquer por encima de todas las cosas. Apenas quedan unos pocos entre dependientes de El Corte Inglés y travestis cincuentones. ¡Salvémoslas!

 

La religión está muy presente en toda la derecha y no iba a ser menos entre las maricas peperas. Maricas que confiesan sus pecados pero no sus enculadas o maricas atormentadas. Hay otras que siendo mucho más prácticas follan lo que quieren sin remordimientos y se quedan solo con su virgen y sus procesiones de semana santa. Y es que ya lo decía Manuela Trasobares, les encanta el barroquismo.

 

Las maricas peperas cándidas son mis preferidas. Esas que odian la promiscuidad del mundo gay, y quieren, como sus hermanas mayores, encontrar a un chico guapo con el que casarse para toda la vida, tener hijos y formar una familia… eh… stop. Nada de matrimonio. Nada de adopción. ¡Almas cándidas!

 

Hay mucha marica pepera que son fanboys de Esperanza Aguirre. Intentando encontrar una explicación a este fenómeno, la única que nos satisface parcialmente es que esta gente admira a Esperanza Aguirre porque quieren ser como ella: toda una señora y malas, muy malas.

Y así podríamos seguir hasta casi el infinito pero nuestro tiempo es finito y seguro que con los comentarios pueden todos ustedes aportar mucho más.

 

PD: Al final el artículo se iba a quedar sin que pusiéramos una foto de una marica pepera auténtica. Ahí va:

Fobia a la lefa

En general, a la mayoría de los maricas les gusta la lefa. Les encanta.

Existe sin embargo un amplio grupo que, aunque disfruten viendo generosas corridas en las películas y videos porno de turno, a la hora de la verdad les da asco. Tienen fobia a la lefa. Yo los denomino (en una  maravillosa cacofonía): lefófobos.

Los lefófobos olvidan que el semen producido en una corrida es el maravilloso resultado del orgasmo que acaban de provocar en otra persona o en ellos mismos y se centran en la parte más física: un líquido pegajoso y calentorro.

Follar con lefófobos suele violentar el final del sexo, porque o como activo te corres dentro del condón, o te quedan pocas posibilidades. No estamos aquí hablando de prácticas de riesgo como correrse en sus bocas, sino cosas mas light como hacerlo en sus caras, sobre su pecho o sobre esos maravillosos abdominales que a veces tienen. “No, te corres para ti”, dicen algunos. Otras veces, como haciendo un sacrificio por amor, dejan que se corran sobre ellos. Pero el gozo del reciente orgasmo en un pozo, porque inmediatamente saltan de la cama o de donde se hallaran para ir a buscar un triste rollo de papel higiénico para limpiarse, cortando así, de manera abrupta y limpia toda esa mezcla de agotamiento suciedad y relax que sucede a un orgamo. ¡Con lo bonitos que son esos momentos de dos amantes sobre la cama después de un polvazo, pringados de lefa, mirándose a la cara o al techo, haciendose alguna caricia, hablando o simplemente guardando un maravilloso silencio!

 

La virginidad

Existe una moda, muy extendida estos dias entre el colectivo homosexual más joven, que consiste en sentirse orgullo y presumir de “virginidad”. Para poder comprender este fenómeno pasamos a realizar un breve análisis sobre el tema.

La virginidad, como hecho físico, significa la presencia de un himen intacto en la mujer. Por tanto no es un concepto aplicable al hombre.

Existe otro concepto de virginidad: la virginidad sexual. Ésta si es aplicable tanto a hombres como a mujeres. Esta virginidad sexual viene determinada por el hecho de haber tenido relaciones sexuales o no. Sin embargo esto nos trae un nuevo problema: ¿Qué son relaciones sexuales?. En la respuesta a esta pregunta está el quid de la cuestión.

La corriente más extendida considera que una relación sexual es aquella que ocurre entre dos o más personas que mantienen un contacto prolongado  que involucre los genitales y/o el ano. Así, se consideran relaciones sexuales: una mamada, las típicas pajillas mutuas entre amigos jugando a la play, un beso negro, penetrar a tu novio con un consolador, un bukake, hacerle un dedo a una chica, comerle el coño, la penetración vaginal, la penetración anal, una doble penetración, etc…

Otra corriente, minoritaria y a opinión de los autores de este blog errónea, considera relaciones sexuales únicamente aquellas en las que hay penetración vaginal o anal con el pene. ¡Qué antiguos! A esta corriente se adhieren los mariquitas a los que nos refeíamos al comienzo del artículo. No han penetrado ni han sido penetrados pero se han hinchado a comer pollas, a que se las coman, a pajear y a que les pajeen pero se llaman orgullosamente a sí mismos “vírgenes”. ¡Cuánto daño han hecho los Jonas Brothers!

Un problema derivado de estas concepciones diferentes de las relaciones sexuales es la confusión que de da en el concepto más coloquial de follar. Cuántas veces nos habrá dicho un amigo que lleva 3 meses sin follar y nosotros, amplios de miras con el concepto de relación sexual, nos compadecemos por su triste sequía sexual para luego enterarnos con sorpresa que en esos 3 meses se han comido 12 pollas diferentes, algunas de ellas varias veces. Ah, es que eso no es follar, dicen. Para solucionar este problema lingüístico un sabio amigo, con sus 18 añitos formuló esta maravillosa doble definición: “follar es cualquier cosa, follar follar es polla en culo”. Creo que alguien lo escribió aquella noche en un post-it y le hizo una foto. Mataría por tenerla enmarcada en mi salón.

Música (y sexo)

Tengo amigos que tienen grabados CDs “para follar”. Yo siempre lo he considerado una horterada.

Una noche en pub de Chueca sonó una canción de Los Rodríguez que me encanta. No pude resistirme y le comí la boca a un rubito que pasaba por allí. Un amigo hetero con el que iba me miró con cara de sorpresa, y al poco rato se la comí a él. Desde aquel momento consideré aquella canción un fetiche para mí. Se lo conté a varios amigos. Una noche iba en la parte de atrás de un coche con un chico que me gustaba. Sus amigos iban delante. Cuando estábamos aparcados pusieron esa canción y salieron. Me lié con aquel chico y fuimos amantes durante un par de meses.

He hecho orgías donde han sonado en repeat el London Calling de The Clash y Swordfishtrombones de Tom Waits.

Siempre he considerado que los 11 minutazos de Sinnerman, por Nina Simone son ideales para un polvo rápido muy a saco, pero nunca lo he hecho.

Un familiar mío follaba con Lágrimas Negras, de Bebo Valdés y el Cigala de fondo.

Según mi ilustre amigo Sempronious, la canción Pólvora Mojada de Pablo Abraira habla de un gatillazo.

Varias personas me han sugerido que me los folle con ópera de fondo. Nunca lo he hecho.

Durante un par de meses mi vecino de la puerta de al lado venía a mi casa a ensayar More than words de Extreme con la guitarra. Se la quería regalar a su novia por su cumpleaños. Solía venir por las noches, recién duchado, y solo con la toalla. Estaba muy bueno pero nunca pasó nada.

Recuerdo perfectamente la canción que sonaba cuando le di el primer beso al chico que al día siguiente se convertiría en mi primer novio.

Me enamoré de una chica en un bar de La Latina después de estar media hora hablando de Sabina.

En Buenos Aires canté una canción de Sabina en un karaoke gay. Hasta ese momento había sido invisible, después de cantarla me entraron 3 tíos.

Me lié por primera vez con mi segundo novio después de un concierto de Ariel Rot.

Al encargado del sexshop Amantis, en la calle Pelayo, le encanta Tom Waits.

Hubo un tiempo que salía con un mini cd en el bolsillo con 4 canciones para que cuando las pidiera en el bar de turno y me dijeran que nos las tenían, sacarlo. Las pusieron un par de veces.

Una vez me ligué a un violinista en el Gris. Vinimos a mi casa y pusimos las sonatas y partitas para violín solo de J.S. Bach. Me la comió durante la chacona.

Hay un bar en malasaña que cuando entraba nos ponían Manu Chao. Hay otro que a veces nos pone Extremoduro.

De todos los miembros de una orquesta, los que mejor la comen son los clarinetistas. Por la postura de la boca al tocar.

La experiencia me desmuestra que si a un italiano le cantas Azzurro, de Adriano Celentano, tienes muchas más posibilidades de follártelo.

Siempre que iba con un amigo a las Cuevas del Sésamo pedíamos al pianista que tocara Mediterraneo de Serrat y la cantábamos borrachos.

Una noche, un amigo y yo subimos a dos brasileñas con las que habíamos ligado en una terraza a su casa con la excusa de escuchar el Barulinho Bom de Marisa Monte. Mi amigo se folló a una y la otra se puso a llorar porque yo me quedé dormido y no me la quise follar.

Tengo dos amigos que dicen que van al Strong porque les gusta la música que ponen allí.

Una misma semana me follé a tres cantantes diferentes: un cantautor, un cantante de ópera y un cantante de esas orquestas que van por los pueblos.

Un amigo le confesó a su madre que era gay mientras bailaban en un concierto de Miguel Bosé.

Un lector de este blog siente un deseo irrefrenable de desnudarse cuando suena cualquier canción de Lily Allen.

Un amigo tiene la teoría de que la mitad de los niños de la República Dominicana han sido concebidos escuchando a Juan Luis Guerra.

 

Los polvos matutinos

Al hilo de lo que hablábamos por aquí acerca de los empalmes matutinos abordamos ahora el tema de los polvos matutinos o mañaneros.

Un polvo matutino es ese que se echa por la mañana recién despertado después de haber dormido con alguien. Quedan por tanto excluidos esos polvos de amantes que se plantan en casa a primera hora de la mañana a por su ración de sexo (¿Quién no ha tenido un amante que se saltaba la primera hora de clase de la universidad para venir a casa, echar un polvete e irse a la universidad bien follado y relajadito?). A esos podríamos llamarlos polvos vespertinos.

Los polvos matutinos tienen sus características propias, diferentes al resto de los polvos. Para empezar, el polvo matutino se empieza desde cero. En los polvos normales se llega a la cama (o a donde sea que se eche el polvo, que aquí no somos nada aburridos para eso) cuando ambos (o los que sean, que aquí no somos nada aburridos para eso) ya están cachondos perdidos. En los matutinos todo parte de que alguien se despierta primero, se excita con el roce de su compañero aún dormido, y decide despertar al otro y excitarlo. Es una seducción diferente y a veces casi camuflada.

Otra característia importante de los polvos matutinos, impuesta por las circustancias, son los besos. Recien levantado, probablemente después de una noche de copas, no se tiene el mejor aliento del mundo, por eso, a veces, los polvos matutinos evitan los besos en la boca, parte fundamental del sexo. Así que hay que echarle imaginación y besar en otras partes: en el cuello, por todo el cuerpo, como jugando a evitar la boca. Se crea de esto modo una especie de juego de quiero y no puedo que suele resultar estimulante.

Los polvos matutinos son polvos despeinados. Polvos con ojeras. Polvos con resaca. Polvos quizá un poco más sucios en el sentido positivo de la palabra. Son polvos que activan y despiertan más que un café, que despiertan los sentidos a la vez que despiertan al propio cuerpo. Son corridas de semen abuntante acumulado durante toda la noche.

El polvo matutino es la mejor manera de expresar el amor por un amante: no solo fue el polvo de la noche anterior, borrachos y guapos, sino que el deseo perdura. Un te quiero por la mañana es el te quiero más sincero que se puede decir.

Además, el polvo matutino es un recurso de los más sabios, que llevándose a un chico a su casa a las 6 am, borrachos hasta el límite de lo humano, se saben incapaces de terminar un polvo satisfactorio dándolo todo (hay que follar siempre como si fuera el último, dándolo todo) y deciden posponerlo unas horas. Dormir, y tras unas horas de mal sueño pero descansados, echar ese polvo ya de día que se quedo pendiente por la noche.

Una variación del polvo matutino es la llamada “mamada de buenos días“, y consiste en eso, en que uno de los dos, aún enamorado del rabo del otro, y en agradecimiento por la increible noche anterior, decide despertar a su amante de la mejor manera que se puede despertar a un hombre: con una mamada.

Y a vosotros qué, queridos lectores, ¿os gustan los polvos matutinos?

 

¿Qué tiene Julio Iglesias? Un polvazo

Un polvazo. Esa es la conclusión a la que he llegado tras un detenido análisis. Vayamos por partes.

¿A qué viene que me ponga yo a analizar a Julio Iglesias un viernes a la hora del café? Mis paranoias me llevan a sentir admiración por los ídolos del pasado y así acabo poniendo un video suyo, otro, otro y quedo enganchado a su magnetismo y, sobre todo, a su público. El público de un concierto de Julio Iglesias, en su mayoría femenino, ruge con él, salta, baila, se contornea sin parar. Señoras en sus 40 y sus 50 muestran una lascivia que sus maridos jamás verán. ¿Por qué?

Porque Julio Iglesias tiene un polvazo. Pero no un polvazo en el sentido de que están tremendamente bueno. No. Julio Iglesias no es especialmente guapo, y tiene un cuerpo más bien normalito. Lo que Julio Iglesias tiene es una cara y una actitud de echar polvazos. Es un follaca. Es el follaca. Y con esa sonrisa picarona deja claro que le gustan las mujeres. Todas las mujeres. No le hace feos a ninguna. A todas se las follaría con igual pasión y entrega, y con todas disfrutaría. No importa si son feas, gordas, viejas. Da igual. Julio las ama a todas y se las follaría a todas como si fuera su último polvo.

Y ahí está esa señora cincuentona, de apariencia normal y con un matrimonio aburrido que ve a Julio Iglesias sonreir y se imagina que es posible. Que si se diera la circunstancia y se cruzaran en la vida Julio podría echarle un polvazo.

Julio las pone cachondas con su mirada, con su risa tonta, con sus movimientos de borracho de bar junto antes de llevárselas a la cama.

(Si os fijáis en este vídeo veréis que aunque salen muchas tías buenas, Julio baila con las viejas, con las gordas. Fijaos en su sonrisa. A todas. Se las folla a todas.)

¡Pero qué grande es el cabrón de Julio Iglesias!